Ser sabio no consiste en tener conocimientos.
Ser sabio significa realizar algo con tu conciencia; primero por dentro y después por fuera, sentir el latido de la vida dentro de ti y después por fuera.
Para experimentar esta misteriosa conciencia que eres, primero tienes que experimentarla en la más profunda esencia de tu ser, porque esa es la puerta más cercana a la conciencia universal.
Una vez has conocido en tu interior, no es difícil conocerla en el exterior. Pero recuerda: el hombre sabio nunca acumula conocimientos: su sabiduría es espontánea.
El conocimiento siempre pertenece al pasado, la sabiduría al presente.
Recuerda estas distinciones. Excepto que comprendas con mucha claridad la diferencia entre conocimiento y sabiduría, no podrás entender estos sutras de Gautama el Buda.
Y son de tremenda importancia.
El conocimiento satisface al ego; la sabiduría destruye al ego por completo.
Por eso la gente busca el conocimiento.
Es muy raro encontrar un buscador que esté comprometido con la sabiduría y no esté interesado en el conocimiento. Conocimiento significa tener teorías sobre la verdad; sabiduría es la verdad en si.
El conocimiento lo adquieres de segunda mano; la sabiduría es de primera mano. Conocimiento significa creencia: otros lo expresan y tú lo crees.
¡Pero todas las creencias son falsas! Ninguna creencia es verdad nunca.
Incluso si crees en la palabra de Buda, en el momento en que lo crees se vuelve una mentira.
La verdad no se puede creer; o bien sabes o no sabes. Si sabes, no hay lugar para creer; si no sabes, tampoco es un asunto de creencias. Si sabes, sabes; si no sabes, no sabes. La creencia es una proyección de la mente tramposa; te da la sensación de saber, sin saber.
Los hindúes, los musulmanes, los cristianos, los judíos, los jaina, los budistas: todos ellos creen. La creencia es barata, muy fácil nada está en juego. Fácilmente puedes creer en Dios, en la inmortalidad del alma, en la teoría de la reencarnación.
De hecho, esto se mantiene solo a un nivel superficial; en lo más profundo no te afectaran en absoluto. Cuando la muerte llame a tu puerta sabrás que todas tus creencias han desaparecido.
La creencia en la inmortalidad del alma no te servirá de ayuda cuando la muerte llame a tu puerta; llorarás y gemirás y te aferrarás a la vida.
Cuando la muerte llegue, te olvidarás de todo lo referente a Dios cuando la muerte llegue, no podrás recordar la teoría, y las complicadas implicaciones de la teoría, no podrás recordar la teoría, y las complicadas implicaciones de la teoría de la reencarnación. Cuando la muerte llama, derriba por completo toda la estructura de conocimiento que has edificado a tu alrededor.
Te deja absolutamente vacío… y con la conciencia de que toda la vida ha sido un desperdicio. La sabiduría es un fenómeno totalmente distinto.
Es experiencia, no creencia. Es una experiencia existencial, no es una referencia. NO crees en Dios; CONOCES a Dios. No crees en la inmortalidad del alma, la has saboreado. NO crees en la reencarnación; la recuerdas. Recuerdas que has estado aquí muchas vidas, y si has sido así en el pasado, va a seguir siéndolo en el futuro. Recuerdas que has estado en muchos cuerpos has sido una roca, has sido un árbol, has sido animales, pájaros, has sido un hombre, una mujer… , has vivido en muchas formas. Ves cómo las formas van cambiado, pero la conciencia interior continúa siendo igual, por lo que puedes apreciar que solo lo superficial cambia; lo ESENCIAL es eterno.
Esto es VER, no creer. Y todos los maestros auténticos están interesados en ayudarte a ver, no a hacerte creer. Para creer te conviertes en cristiano, hindú, musulmán. La creencia es la profesión de los sacerdotes. La sabiduría nace dentro de ti, no es una escritura. Comienzas a leer tu propia conciencia, y allí están ocultas todas las citas Bíblicas, todos los Gitas y todos los Dhammapadas.
Del Libro Buda y su enseñanza
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