Cuando mire a los ojos a otra persona, a quien sea, y vea su propia alma reflejada, se dará cuenta que ha alcanzado otro nivel de conciencia.
Las relaciones requieren cuidado y atención. Aléjese de los miedos y de las emociones negativas.
Cuando tenga que hablar o comunicarse, reconsidere sus prioridades.
Dedique tiempo y energía a la otra persona. Dedique toda su atención y toda su conciencia a la relación y a sus problemas.
La relación es más importante que ese televisor, que esa revista, que ese periódico. Elimine las distracciones. Apague el televisor; suelte el periódico.
Respete a la otra persona.
No dé nada por sentado. No se quede metido en la rutina que le agobia. Renueve la relación a través de actos de amor. La relación está viva, vive en el presente. No es algo del pasado.
Deje que el alma entre en la relación a través de la toma de conciencia y la comprensión.
Con ello se fomenta una química que permite llegar a procesos más profundos: el alma/el hemisferio derecho del cerebro en armonía con el ego/el hemisferio izquierdo.
Las relaciones impregnadas por el alma aportan auténtica alegría a nuestras vidas.
Amar completamente, sin reprimir nada, no es arriesgado. Nunca le rechazarán de verdad.
|