Todos los seres que sinceramente buscan la verdad, están siempre felices de oir la buena nueva del don de la fe, que asegura la entrada en el Reino con sus realidades espirituales eternas y divinas.
Libro de Urantia. Pág.1593
Cuando la vida eterna deja de ser una esperanza y se convierte en una convicción, la vida terrenal común y corriente adquiere otra dimensión, porque comprendemos que todo lo que nos pueda pasar es transitorio y no es más que el puente que nos conduce a un destino desconocido por el momento, pero que sin duda es muy superior, pero al cual no podemos acceder, sin antes aprovechar cada uno de los acontecimientos que nos toca vivir, con plena conciencia que son los trampolines que nos acercan a la meta final que es la eternidad.
.Eternidad es un término que nuestra mente finita es incapaz de comprender pero que nuestra fe nos la hace no visible ni entendible, pero si deseada en forma sincera, porque sabemos que ella nos acerca a nuestro Padre-Madre del cielo, porque "lo finito del tiempo, contiene dentro de sí mismo las semillas de la eternidad"1287 por eso Jesús nos instaba a valorar nuestras experiencias cotidianas, como un medio de alcanzar el fin de llegar algún día a ser perfectos como lo es nuestro Padre, "no permitáis nunca que el ocuparos de una tarea exterior distinta, influya sobre vuestra lealtad. Tened fe en Dios hasta el fin de vuestros días en la tierra. No olvidéis jamás que, una vez que seas un hijo de fe de Dios, todo trabajo honesto del reino es sagrado. Nada de lo que haga un hijo de Dios es ordinario. Haced pues vuestro trabajo, de aquí en adelante, como si fuera para Dios. Y cuando hayáis terminado en este mundo, yo tengo otros mundos mejores, donde igualmente trabajaréis para mí. En todo este trabajo, en este mundo y en los otros mundos, yo trabajaré con vosotros, y mi espíritu vivirá dentro de vosotros».2049"
Valorar lo que nos toca vivir y hacerlo con alegría y lo mejor posible es nuestra misión, para esto no se necesitan grandes conocimientos, ni cargos, ni jerarquía alguna, porque las experiencias con sabor a eternidad, son solamente las que vivimos en forma consciente y personal, pues "el conocimiento es una posesión de la mente, la verdad es una experiencia del alma, del yo en progresión.1459" que se va adquiriendo en forma sostenida y paulatina, porque "el verdadero conocimiento es una búsqueda interminable, siempre estás aprendiendo pero jamás puedes llegar al conocimiento de la Verdad absoluta.1120" Cuando alguién cree poseer la Verdad, se convierte en un ciego espiritual, intolerante y orgulloso, que no se permite ver las verdades que la maestra Vida y sus hermanos le podrían enseñar.
La vida eterna no se consigue a través de la meditación ni de la oración, ellas son medios eficaces, pero la verdadera evolución sólo se consigue con el esfuerzo personal, con el autodominio para saber lo que hacemos y el para qué, porque la verdadera forma que el hombre evoluciona es cuando comprende que debe crecer "desde la material a lo espiritual, por la energía, el poder y persistencia de sus propias decisiones. 1285" pues "la vida humana consiste en tres grandes impulsos: ímpetus, deseos y atracciones. Un carácter fuerte, una personalidad imponente, se adquiere tan sólo mediante la conversión del impulso natural de la vida en el arte social del vivir, transformando los deseos presentes en esos anhelos más elevados que son capaces de un logro duradero, mientras que la atracción común de la existencia debe ser transferida de las propias ideas convencionales y establecidas a los dominios más elevados de las ideas no exploradas y de los ideales no descubiertos.1572"
Para ser felices en el mundo competitivo en que vivimos hay que vivir con éxito, lo cual " no es más ni menos que el arte del dominio de técnicas confiables para solucionar problemas comunes. El primer paso en la solución de todo problema consiste en ubicar la dificultad, aislar el problema y reconocer francamente su naturaleza y gravedad. El gran error es que, cuando los problemas de la vida despiertan nuestros temores profundos, nos negamos a reconocerlos. Del mismo modo, cuando el reconocimiento de nuestras dificultades comprende la reducción de nuestro largamente acariciado engreimiento, la admisión de la envidia, o el abandono de prejuicios profundamente arraigados, la persona común prefiere aferrarse a sus antiguas ilusiones de seguridad y a los falsos sentimientos de inmunidad largamente acariciados. Sólo una persona valiente está dispuesta a admitir honestamente y a enfrentar sin temor, lo que descubre una mente sincera y lógica.1573
Recordemos siempre que la armonía y la alegría son los mejores barómetros para medir nuestro grado evolutivo y el despertar de nuestra conciencia.
yolanda silva solano