VII. Máquinas versus personas
Vivimos en una época de alta tecnología en la cual hemos desarrollado
máquinas que ven (cámaras), que oyen (grabadoras magnetofónicas) y que
hablan (equipos de sonido); máquinas que plantan, cultivan, riegan y cosechan;
máquinas que facilitan los procesos industriales, que se desplazan por el suelo
(automóviles) y por el aire (aviones), máquinas que ejecutan procesos lógicos
(ordenadores). Estos logros han llevado a muchos a preguntarse si es posible
construir máquinas que hagan todo lo que los humanos podemos hacer;
muchos investigadores han trabajado con el objetivo de construir máquinas
capaces de rivalizar con el hombre. Aunque estas tentativas han producido
máquinas con sorprendentes capacidades, también han encontrado problemas
de difícil solución. Hurbert L. Dreyfus realizó un estudio profundo de las
limitaciones de las computadoras (y por extensión, de las máquinas que ellas
controlan) en su libro Lo que las computadoras no pueden hacer. Él señala que
las áreas principales en las que las computadoras son incapaces de competir
con los humanos son:
1) Captar un propósito y obrar con él.
2) Captar una imagen global y hacer que todas las partes encajen en el
conjunto.
3) Completar detalles no vistos o no especificados mediante un sentido de la
globalidad.
4) Decidir qué es relevante e ignorar lo irrelevante.
5) Captar similitudes entre diferentes situaciones.
Los clarividentes están en disposición de dar información adicional
referente a por qué las máquinas no pueden hacer ciertas cosas que los
humanos sí podemos. Los clarividentes perciben que además del cuerpo físico
denso, el ser humano tiene un cuerpo vital, un cuerpo de deseos, una mente
concreta, un Espíritu Humano, un Espíritu de Vida y un Espíritu Divino. La
máquina carece de esos cuerpos más sutiles así como del Triple Espíritu. Por
consiguiente, las máquinas no serán capaces de mostrar las capacidades
propias de esos cuerpos y del Triple Espíritu operando a través del cuerpo
denso. El trabajo del cuerpo vital sobre el cuerpo físico denso capacita a dicho
vehículo para asimilar comida, excretar cualquier sustancia innecesaria,
curarse y reproducirse. El cuerpo vital almacena, además, un registro no sólo
de todo lo que la persona hace sino que también almacena los efectos que
esos actos tienen sobre otras personas. Esos efectos serán sentidos a su
tiempo por la persona que actuó de aquella manera y así las personas toman
conciencia de sus obras y desarrollan un sentido de responsabilidad. El trabajo
del cuerpo de deseos sobre los cuerpos denso y vital permite los sentimientos
de amor y odio, de simpatía y antipatía, propósito y devoción. El trabajo de la
mente capacita al individuo para crear una imagen global de una situación en la
que las partes están interrelacionadas. La mente puede asimismo operar
intuitivamente (recogiendo ideas y sentidos no afirmados explícitamente) y
creativamente.
El Espíritu Humano, que mora en la Región del Pensamiento Abstracto,
puede determinar qué normas de conducta deberían ser empleadas en
diferentes circunstancias. Por ejemplo, las normas de conducta que alguien
sigue en el trabajo pueden ser bien distintas de las normas de conducta
seguidas en una fiesta. Lo que resulta apropiado en un lugar puede no ser
apropiado en el otro. Los robots informáticos necesitan ser programados para
trabajar con unas condiciones muy limitadas y específicas y no pueden
trabajar fuera de las condiciones para las que fueron diseñados.
El Espíritu de Vida proporciona una percepción intuitiva de lo correcto y
de lo erróneo, de lo que está bien y mal, de lo que es valioso y de lo que es
inútil. La sabiduría almacenada en el Espíritu de Vida es el extracto acumulado
de las experiencias de muchas vidas en la Tierra. El Espíritu Divino proporciona
la capacidad de decir "Yo quiero" y de actuar conscientemente y con iniciativa.
Cuando los clarividentes leen el plan para la evolución futura de la
humanidad nos explican que en el Periodo de Júpiter las personas
desarrollarán la capacidad de dar cuerpos vitales a las máquinas que creen. En
el Periodo de Venus, las personas desarrollarán la capacidad de añadir un
cuerpo de deseos a las máquinas que creen. En el Periodo de Vulcano, las
personas desarrollarán la capacidad de añadir una mente a las máquinas que
creen. Será entonces cuando los sueños actuales de crear entes con vida, con
sentimientos y con pensamientos se verán realizados. No obstante, los
espíritus que habitarán esos cuerpos no serán creados por el hombre. Ya
existen, y sencillamente usarán los cuerpos como habitaciones en las que
trabajar y evolucionar.
El mayor escollo para la gente en una era tecnológica no reside en la
creación de supermáquinas. El ejercicio intelectual es bueno para la mente de
las personas y las máquinas pueden asumir tareas que resultan bastante
aburridas de hacer para los humanos. El mayor peligro reside en ver que las
máquinas asumen algunas tareas humanas, inferir que los humanos solamente
somos máquinas y, por tanto, pasar a tratar a los humanos como uno trataría
una máquina. Debemos esforzarnos por tener siempre presente que las
personas son destellos de Dios y merecen nuestro respeto e incluso
admiración. Todos los seres humanos, no importa cuán ciegos parezcan
mental o espiritualmente al presente, tienen un potencial infinito y mediante el
proceso evolutivo llegarán un día a ser tan perfectos en el amor y la sabiduría y
tan creativos como el mismo Cristo.
REFERENCIA
- Dreyfus, Hurbert L. What Computers Can´t Do. New York: Harper and Row,
1979.
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Ciencia
y
Religión
Por
Elsa M.
Glover
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