«Dios está con nosotros; por eso no sentimos ningún miedo en nuestro corazón».
El Libro de Urantia
Cuando las inclemencias del tiempo, los desastres naturales, las tormentas emocionales, o las enfermedades nos agobian, es precisamente el momento de demostrarle a nuestro Papá-Mamá del cielo, que confiamos en su amor, porque en lo íntimo de nuestro corazón sabemos que a pesar de las apariencias, todo lo que nos está sucediendo es para nuestro bien, pues los seres humanos crecemos espiritual y moralmente en medio de las dificultades y del dolor.
Sentirnos contentos cuando todo camina sobre ruedas, no tiene ninguna gracia, seríamos masoquistas si no lo hiciéramos, pero sentirnos en paz cuando las cosas parecen no funcionar, eso si demuestra nuestra fe y confianza en el amor paterno y divino, que es capaz de trascender lo mediático y es capaz de extraer el significado de los acontecimientos. "el hombre no puede decidir sabiamente sobre los asuntos temporales, ni sobrepasar el egoísmo de los intereses personales, a menos que medite en presencia de Dios y tome en cuenta las realidades de los significados divinos y de los valores espirituales. Las necesidades económicas atan al hombre a la realidad y la experiencia religiosa personal, lleva a ese mismo hombre a enfrentarse con las realidades eternas de una ciudadanía cósmica en constante expansión y progreso.1093
Jesús nunca nos dijo que el entrar en el Reino encontraríamos un lecho de rosas, por el contrario nos dijo: Enseñad a todos los creyentes que los que entran al reino no se vuelven inmunes a los accidentes del tiempo, ni a las catástrofes ordinarias de la naturaleza. El creer en el evangelio no prevendrá los problemas, pero sí asegurará que vosotros actuaréis sin miedo cuando los problemas ocurran. Si os atrevéis a creer en mí y procedéis de todo corazón en mis huellas, vosotros al así hacerlo os encaminaréis sin lugar a dudas por una senda certeramente dificultosa. No os prometo liberaros del mar de adversidades, pero sí os prometo que navegaré a través de todas ellas con vosotros.1767"
"Advertid de antemano a todos los creyentes, que habrán de atravesar un mar de conflictos al pasar de la vida como se la vive en la carne, a la vida más elevada como se la vive en el espíritu. Los que moren exclusivamente en uno de los dos medios, sufrirán muy poco conflicto o confusión, pero todos están destinados a experimentar mayor o menor inseguridad en los tiempos de transición entre los dos niveles del vivir. Al entrar al reino, no podéis escapar sus responsabilidades, ni evitar sus obligaciones, pero recordad: el yugo del evangelio es fácil y la carga de la verdad es ligera. 1766 pues con Dios todo es posible.
Para entrar en el Reino, es preciso haber "aprendido a disfrutar de la incertidumbre, alimentarse de la desilusión, entusiasmarse ante la derrota aparente, vigorizarse en presencia de las dificultades y exhibir un valor y una fe indomable al enfrentarse con los desafíos de lo inexplicable. 291" por eso, "cuando se acumulan las nubes, vuestra fe debe aceptar el hecho de la presencia del Espíritu residente y así poder contemplar más allá de las nieblas de la incertidumbre mortal, el brillo claro del sol de la rectitud eterna. 1194
Si en los momentos de prueba acudimos con confianza a nuestra unión sincera con nuestro Espíritu residente, el nos mostrará el Camino y nos permitirá disfrutar de esa paz que es capaz de trasceder todo lo aparentemente negativo, porque de esta forma tendremos el poder de transmutar lo no deseado y seremos capaces "de arrancar la victoria de las fauces mismas de la derrota y aprenderemos como lo hizo Jesús, a transformar las dificultades temporales en triunfos de eternidad, aprendiendo a vivir una vida celestial, mientras continuamos viviendo la vida terrestre.1405"
yolanda silva solano