Hay mucha belleza.
Hay mucha belleza,
mucha verdad y amor a nuestro alrededor,
pero muy pocas veces nos tomamos las cosas
con la suficiente calma para apreciarlos,
como para darnos cuenta.
A veces hace falta
que suframos una gran pérdida
para recordar la belleza y el amor que nos rodean,
pero solemos olvidarnos pronto y caer en la rutina.
Tomemos las cosas con calma.
Gocemos de los frutos de este magnífico jardín.
Este mundo se te entrega
como un jardín de gran hermosura.
Si no gozas de sus frutos
reduces su belleza.
Ser feliz y divertirse no es malo,
ni es pecado, ni algo poco espiritual.
Al contrario: no avanzarás
hasta que aprendas a estar alegre.
Sé más espiritual.
Dedica más tiempo a rezar, a dar,
a ayudar a los demás, a amar.
Hazte voluntario y expresa generosidad y amor.
Despréndete del orgullo, del ego, del egoísmo,
de la rabia, de la culpa, de la vanidad y de la ambición.
Pasa menos tiempo acumulando cosas,
preocupándote, estancado en el paso o en el futuro.
Aléjate de la violencia y los violentos.
No aceptes ninguna idea antes de contrastarla
con tu sabiduría intuitiva.
¿Es algo que fomenta el desarrollo del amor,
de la bondad, de la paz y de la unidad?
¿O algo que promueve la separación, la división,
el odio, el egocentrismo y la violencia?
Eres inmortal.
Estás aquí para aprender,
para saber más, para ser divino.
Lo que aprendas aquí seguirá contigo cuando mueras.
No podrás llevarte nada más.
Es así de sencillo.
El reino de los cielos está en tu interior.
Deja de buscar gurús.
En vez de eso, búscate a ti mismo.
No tardarás en encontrar a tu verdadero hogar.
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