EL CORAZÓN
UN ÓRGANO MARAVILLOSO
El cuerpo denso del ser humano es un órgano maravillosamente
construido, compuesto de numerosas células. De estas células se han
formado órganos admirables por las necesidades evolucionarias del Es-
píritu residente. Algunos de los órganos están en varias etapas de con-
clusión; otros en una etapa de desarrollo, como por ejemplo el corazón.
El corazón es un mecanismo magnífico, manifestando gran sabiduría
en su construcción. Es el órgano central del sistema circulatorio,
actuando como una fuerza y una bomba aspirante en relación a los vasos
sanguineos. Exceptuando a los pulmones, es el único órgano en el cuer-
po por el cual pasa la sangre en cada ciclo. La actividad del corazón es
necesaria para la vida en el plano material.
No obstante, con todo lo maravilloso que es el corazón desde el
punto de vista físico, lo es mucho mas cuando se le considera a la luz de
las verdades reveladas por la filosofía oculta. Uno de los hechos mas
importantes que ha resaltado la ciencia oculta, es que se está formando
un cambio en el corazón humano que, si es comprendido, dará una idea
de la importancia que el corazón de cada Ego desempeña en su evolu-
ción.
Tenemos dos clases de músculos. Una clase —los músculos vo-
luntarios— están bajo el dominio de la voluntad, pueden ser movidos a
voluntad, y son estriados longitudinalmente y al través. La otra clase —
los músculos involuntarios— no están bajo el dominio de la voluntad, no
pueden ser movidos a voluntad y son estriados sólo longitudinalmente.
El corazón es la única excepción a esto. Es un músculo involuntario,
normalmente no está bajo el dominio de la voluntad, aunque está
comenzando a mostrar estrías transversales como un músculo volunta-
rio. La ciencia física no ha sido capaz de determinar la razón de esto.
El ocultista puede encontrar la contestación en la Memoria de la
Naturaleza. De esa fuente aprende que cuando el Ego buscó por vez
primera hacerse fuerte en el corazón, este órgano estaba estriado sólo
longitudinalmente, lo mismo que cualquier otro músculo involuntario. Con-
forme el Ego fue adquiriendo más y más dominio sobre el corazón, fueron
desarrollándose las fibras transversales. No son tan numerosas ni tan
bien definidas como las de los músculos que están bajo el dominio del
cuerpo de deseos, pero conforme los principios altruístas de amor y de
fraternidad vayan vigorizándose y cuando gradualmente sobrepasen a la
razón, que está basada en el deseo, esas fibras transversales se irán
haciendo más numerosas y más marcadas. El corazón está siempre en
estrecho contacto con el Espíritu de Vida, o sea el Espíritu del amor y de
la unidad. Por lo tanto, el corazón es el hogar del amor altruísta.
En nuestra civilización, el abismo que se extiende entre el corazón,
el órgano del sentimiento, y la mente, el órgano de la razón, es bastante
ancho. La mente demanda explicaciones materiales demostrables sobre
el hombre y las criaturas que le rodean, los que componen el mundo
fenomenal. El corazón siente instintivamente de que existe algo más gran-
de, y anhela por lo que siente que es una verdad mas grande de lo que
puede ser comprendido por la mente solamente.
El corazón pide mísericordia y amor, pero la razón demanda medidas
beligerantes y retaliatorias; si no es por venganza, por lo menos como
medio para prevenir una repetición de hostilidades. Es este divorcio entre
la cabeza y el corazón que impide el crecimiento de un sentimiento de
verdadera Hermandad Universal y la adopción de las enseñanzas de Cristo
— el Señor del Amor.
Pero es seguro que, tal como la mente está ahora avanzando y
arrancando los secretos de la Naturaleza por la fuerza de su audacia, así
mismo el corazón encontrará su camino para romper sus lazos para gra-
tificar su anhelo por una verdad mas elevada. Día vendrá en que se
convertirá en una fuerza mas grande que la mente.
La ciencia física sabe que cualquiera que sea la fuerza que mueve
al corazón, no viene desde afuera, sino que está dentro del corazón. El
ocultista científico ve una cámara en el ventrículo izquierdo, cerca del
ápice, donde un pequeño átomo, llamado el átomo-simiente, nada en un
mar de éter. La fuerza en ese átomo, igual que la fuerza en todos los
demás átomos, es la indiferenciada vida de Dios; sin esa fuerza el mine-
ral no puede convertirse en cristales y los reinos vegetal, animal y huma-
no no podrían formar sus cuerpos.
La fuerza dentro del átomo-simiente mueve el corazón y mantiene
el organismo con vida. Todos los demás átomos del cuerpo tienen que
vibrar en armonía con este átomo. Las fuerzas del átomo-simiente han
sido inmanentes en cada cuerpo denso que un Ego determinado haya
alguna vez poseído y al que está ligado, y sobre el cual están inscritas
todas las experiencias de ese Ego en todas sus vidas.
Desde el momento en que nacemos, y continuando a través de
toda nuestra vida, el éter aspirado por nuestros pulmones cuando respi-
ramos, lleva consigo un cuadro completo del exterior de nuestro medio
ambiente, de nuestras acciones, y de las acciones de los demás que
están con nosotros. Este archivo está impreso sobre el átomo-simiente
en el corazón. Por lo tanto, todo lo que decimos o hacemos, desde lo
mejor hasta lo peor, queda escrito en nuestro corazón con letras indele-
bles. Este archivo es nuestra crónica de vida y su individualidad es tan
indispensable para nuestra evolución como lo es el corazón para nuestra
supervivencia en el mundo físico.
Este panorama de nuestra crónica de vida forma la base de nues-
tra existencia post-mortem. El archivo de faltas es borrado en la dolorosa
experiencia purgatorial causada por el fuego del remordimiento, que abrasa
al Espíritu mientras los cuadros de sus faltas se desarrollan ante sus
miradas. Por consiguiente el Ego será menos propenso de repetir las
mismas faltas y errores en vidas futuras. La reacción del Ego para con los
cuadros que muestran el bien que fue hecho, es un deleite celestial cuyo
recuerdo impulsará al Ego para hacer aun mayores bienes en vidas futu-
ras.
Cuando una persona ha completado un período de vida en el mundo
físico y la utilidad del cuerpo denso ha cesado, el Ego se retira por la
cabeza, llevando consigo la mente y el cuerpo de deseos, tal como lo
hace cada noche durante el sueño. El cuerpo vital, que ahora se ha
hecho inservible, también es retirado. Cuando el cordón plateado que
unifica los vehículos superiores con los inferiores se rompe, jamás puede
ser reparado.
No obstante, antes de que esta división final sea hecha, es esen-
cial para el progreso del Ego que se le deje completamente tranquilo para
que pueda revisar el panorama de vida recién pasada. Cuando una per-
sona está libre del cuerpo denso en el momento de la “muerte”, toda su
vida transcurrida pasa ante su vista como un panorama presentándose
los sucesos en orden inverso, examinando su historia como un especta-
dor a la vista de una película. Las imágenes se imprimen sobre sus vehí-
culos superiores, aunque él no tenga, en estas circunstancias, ningún
sentimiento respecto a ellas.
No obstante, es muy importante entonces que durante el panora-
ma no haya ninguna clase de molestias, ya que la experiencia purgatorial
del Ego, cuando sus sentimientos sobre los cuadros se ponen de mani-
fiesto, depende sobre cuan claramente se han grabado esos cuadros
sobre los vehículos superiores.
El “cordón plateado”, que une los vehículos superiores con el cuer-
po denso, termina en el átomo-simiente. Cuando la vida material llega a
su fin de una manera natural, las fuerzas del átomo-simiente se sueltan,
pasan al exterior a lo largo del nervio vegas, la parte posterior de la cabe-
za y a lo largo del cordón plateado, para quebrarse en el corazón, lo que
marca la muerte física — pero el cordón plateado no se rompe hasta que
el panorama haya sido visto — demorando a veces varios días.
El cuerpo vital es el vehículo de las percepciones sensoriales. Como
eso permanece con el cuerpo de deseos y el cordón etérico conecta esos
dos cuerpos con el cuerpo denso descartado, se hace evidente que hasta
que el cordón sea cortado, tiene que haber una cierta cantidad de sensa-
ción por parte del Ego que se va, si el cuerpo denso es molestado. Por lo
tanto, se debe tener mucho cuidado a fin de no causar molestias al Espí-
ritu que se va.
En vista del actual interés y cada vez mayor frecuencia de
transplantes de corazón, es importante considerar el caso del panorama
del donante y su experiencia inmediata después de la muerte, a la luz de
esos transplantes.
Ya que los transplantes de corazón tienen que efectuarse inmedia-
tamente después de la muerte del donante, obviamente es imposible evi-
tar interferencia con su proceso panorámico, el que también ocurre inme-
diatamente después de la muerte. Posiblemente el proceso panorámico
del donante continuará (aunque no perfectamente, por causa del dolor de
la operación) mientras se efectúa el transplante, y al final del panorama el
cordón plateado se romperá y los cuerpos superiores serán liberados del
cuerpo físico — inclusive el corazón.
Mientras tanto, qué sucede con el átomo-simiente de la persona
receptora? Está todavía, por lo menos así parece, en la contraparte etérica
de su corazón, que todavía permanece en su cuerpo. En los casos don-
de se amputaron partes del cuerpo denso, solamente el éter planetario
acompaña la parte separada. La contraparte etérica del miembro ampu-
tado se desintegra gradualmente al desintegrarse el miembro físico. Es
sabido que personas que tuvieron miembros amputados se han quejado
de dolor en la parte amputada, ya que esas personas todavía poseían la
parte etérica, que a veces no se desintegra por varios años. El cordón
plateado del receptor de un corazón transplantado también debe estar
intacto, aunque el corazón físico haya sido separado, porque si hubiera
sido quebrado, el receptor no pudiera vivir.
Una vez que el corazón físico del donante (sin el átomo-simiente)
haya sido puesto en el corazón etérico del receptor, surge la pregunta:
Transferirán los Seres angelicales y sus ayudantes, que tan sabiamente
manejan esas cosas, el átomo-simiente denso del receptor al ápice del
corazón del donante, que ahora está bombeando la sangre a través de
éste? Sin duda que esto se pudiera hacer, y si el receptor vive, pareciera
que efectivamente eso es lo que se ha hecho.
El destino del receptor, y las posibles relaciones en una vida ante-
rior entre el donante y el receptor, pudieron ser factores importantes para
el resultado del transplante. Otro factor parece ser el arquetipo del recep-
tor, sobre el cual él mismo ha laborado durante su vida “celestial” previa y
el cual, se nos ha enseñando, está fijado por un tiempo definido, determi-
nando así la duración de esta existencia física.
Además, en relación con los transplantes de corazón — así como
transplantes de todos los demás órganos —hay que recordar que cada
átomo de cada cuerpo pertenece esencialmente al Espíritu que habita en
ese cuerpo. La condición del cuerpo y sus órganos, nervios, tejidos, etc.,
es la suma total de la manera como el Espíritu residente ha vivido en sus
vidas previas sobre la Tierra y de su capacidad de construir la contraparte
de su cuerpo durante el período entre vidas terrestres.
En esto radica la razón por la que un Ego no puede o no quiere
aceptar ciertos tipos de sangre o un órgano de alguien que es demasiado
diferente con su naturaleza particular. El Ego, o Espíritu individual, tiene
que superar o dominar las células que son llevadas a su cuerpo físico
sea esto por medio de la comida y la subsiguiente asimilación, o por me-
dio de una transfusión de sangre, o por el transplante de un órgano. Las
células de los animales están más desarrolladas que las de las plantas;
por tal motivo son mas difíciles para que formen parte de la constitución
del cuerpo que aquellas de las plantas al ser comidas y asimiladas. Un
órgano es un grupo de células especiales y esta penetrado con la con-
ciencia de su dueño. Esta conciencia puede diferenciarse suficientemen-
te de la del receptor para que cause el rechazo del órgano de éste. Sin
embargo, esto puede no manifestarse enseguida, ya que el cuerpo del
receptor probablemente ha sido debilitado por enfermedad y por la ope-
ración efectuada. La ciencia médica reconoce esta habilidad “incorpora-
da” del cuerpo para saber lo que se necesita, referiéndose a esto como el
“fenómeno del rechazo”.
Un registro de todas las experiencias del Ego está empotrado en el
átomo-simiente, como se dijo anteriormente, y durante cada vida nueva
este átomo (o sus fuerzas), por virtud de sus cualidades innatas, atrae
material para su nuevo cuerpo. Si ha violado las leyes de Dios, entonces
los resultados están presentes en la estructura del cuerpo — y no sólo en
el cuerpo denso, sino también en el cuerpo vital, de deseos y en la mente.
Así que, enfermedades, incluyendo las del corazón, son causadas
por el Ego mismo, están arraigadas en el reino espiritual, son las manifes-
taciones de la ignorancia y desobediencia de leyes superiores, y pueden
ser solamente erradicadas permanentemente por un cambio en la natu-
raleza interior espiritual del ser humano. Para transplantar un órgano
físico sano en el lugar de un órgano enfermo, es algo que puede ser
llevado a cabo físicamente, y en algunos casos parece prolongar la vida
del receptor. No obstante, el transplante de un órgano sano para reem-
plazar a uno enfermo, no va a curar la causa subyacente de la enferme-
dad del paciente y, a menos que haga los cambios espirituales necesarios
en su interior, tendrá que aprender la lección requerida en esta u otra vida.
La Ley de Causa y Efecto es el árbitro de la manera como esta
vida sea vivida, y como ciertas oportunidades para el crecimiento espiri-
tual son presentadas ante el Ego en varias ocasiones en su vida sobre la
Tierra. Si se hacen uso de estas oportunidades, la vida continuará a lo
largo de un sendero recto, pero si no, si se desvía hacia un “callejón sin
salida” entonces la vida es terminada por las Jerarquías Creadoras, que
destruyen el arquetipo en el mundo celeste. Por eso podemos decir que
la extensión fundamental de una vida terrestre está determinada antes de
que nacemos físicamente; pero la vida puede ser acortada si descuida-
mos las oportunidades.
También existe la posibilidad, en unos pocos casos, en los que la
vida ha sido vivida a fondo y con plenitud, en donde la persona se ha
esforzado en todas las ocasiones para vivir una vida en conformidad a
sus oportunidades, que más vida sea infundida en el arquetipo de la que
originalmente había sido dado, y de esa manera prolongar la vida.
Esto, no obstante, hay que recordarlo, sucede sólo en casos excepcionales.
Resumiendo, se puede decir que el corazón es un órgano que
apenas está comenzando a manifestar su glorioso potencial como el ins-
trumento por el cual el verdadero Amor de Cristo se hará una realidad
universal. Es el órgano en el que está almacenado el archivo de la esen-
cia de la individualidad de cada Ego a lo largo de cada vida física. Es un
órgano que hemos estado desarrollando a lo largo de nuestras vidas pre-
vias, siendo el corazón de cada persona tan bueno o tan malo como ella
misma lo ha hecho.
La tentativa de transferir este órgano de un ser humano a otro
puede causar problemas aparentemente no proyectados por los Arqui-
tectos de nuestra evolución. Bien pudiera resultar que para solucionar
esos problemas, el Ego receptor se encuentra con obstáculos mucho
mayores que el de afrontar cualquier destino que estaba proyectado para
él, sin tener que someterse a un transplante.
APÉNDICE: En la ciencia moderna el término “campo magnético”
es muchas veces usado para discutir los varios rasgos, comportamientos
y características de plantas, animales y el hombre. Esto, en forma gene-
ral, es el cuerpo vital, o sea los dos éteres inferiores (Químico y de vida)
que forman una matriz etérica que mantiene a los átomos densos físicos
en formación. Los dos éteres superiores (Luz y Reflector) son más ate-
nuados y son volátiles y migratorios. Cada órgano del cuerpo tiene su
matriz etérica propia, una parte de la matriz etérica del cuerpo entero. Las
plantas también tienen su “campo magnético”, contrapartes etéricas, o
cuerpos vitales.
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476 - JOYAS ESPIRITUALES - - 02/02
FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY
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