Cuando finaliza un año es un buen momento para plantearse cambios y renovación, nuevos propósitos.
A nivel espiritual esto es realmente útil, ya que nuestro progreso depende siempre de las metas que nos pongamos. Así que algunas de las preguntas que nos pueden ayudar a concretar un plan de acción personal son: Al inicio de este nuevo año, ¿de qué patrón o hábito quiero despedirme? ¿Qué es lo que quiero terminar en mí? ¿Qué novedad quiero incorporar en mi vida, en términos de cualidades y actitudes?
Es también una oportunidad de hacer las paces con el pasado, perdonar y olvidar. Lo importante, al final, es sentir que internamente me preparo para un nuevo período, una nueva etapa en mi camino y para avanzar ligero y rápido hacia mis metas he de soltar el equipaje innecesario.
Vivimos tiempos llenos de cambios, incertidumbre y retos. En tales tiempos, la intranquilidad y las preocupaciones se han vuelto algo frecuente para muchas personas. Una práctica muy beneficiosa y que nos va a ayudar mucho en nuestro crecimiento espiritual es la de servir al mundo y a todas las almas a través de nuestra mente. Esto significa primero servir al ser ya que servir a través de la mente significa esparcir vibraciones de paz, de silencio, de armonía, de amor y de felicidad. Para poder hacerlo, primero tenemos que llenarnos nosotros mismos con la experiencia de esas cualidades.
A fin de llenarnos de la experiencia de paz, amor y felicidad, necesitamos conectarnos con la fuente de esas cualidades, el ser supremo. Y a medida que sentimos y experimentamos esa unión silenciosa, nos llenamos de luz y poder y de manera natural empezamos a irradiar esas cualidades de manera ilimitada.
Practicar una conciencia elevada e ilimitada es también un poderoso método para transformar nuestros patrones limitados y hábitos viejos que obstaculizan nuestro progreso espiritual.
Desde el equipo de Reflexiones Espirituales aprovechamos para desearos un feliz y auspicioso año nuevo, y que el 2011 sea un año lleno de progreso y logros espirituales.
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