“Antes de juzgar a una persona, camina tres lunas con sus mocasines.” Proverbio sioux

Creo que este proverbio incluye dos temas importantes a la hora de no juzgar precipitadamente a los demás:  el ponerse en los zapatos del otro y el tiempo que hay que dedicarle a eso antes de emitir opinión.

Esto parece fácil con aquellos a quienes no conocemos lo suficiente, ya que sólo requiere un esfuerzo de imaginación de nuestra parte el suponer qué es lo que está viviendo, o sintiendo o sufriendo la otra persona, “poniéndonos” en su lugar antes de hablar.

Pero ¿qué pasa cuando conocemos demasiado a la otra persona? ¿cuando no necesitamos imaginación para “saber” lo que siente, quiere, piensa, planea, va hacer, etc? ¿cuando creemos que ya hemos calzado mas de una vez sus mocasines? ¿cuando nos hemos acostumbrado tanto a verla que ya no sentimos la curiosidad ni la necesidad de descubrirla?

Ahí es cuando no damos ni medio paso ni entregamos medio minuto para ponernos en su lugar, y juzgamos sin pensar, sin percibir, sin ver.

¿Y qué nos queda? Dar la vuelta de siempre, por el mismo camino, con los mismos zapatos una y otra vez, mirando hacia abajo…

¿Qué tal si ante las personas muy conocidas, nos proponemos ejercitar la gentileza oriental y nos sacamos los zapatos? Quizás así…sintamos la necesidad y nos demos el tiempo necesario para probar otros mocasines…

¡Hasta pronto!

YNDYA.