En el reino de la rueca..., la espesa nube lanar va menguando lentamente su volumen hasta atravesar la maquina encubridora. Queda asi doblegada la densidad de la nube al ser disfrazada de sedal. Pero... en los intersticios de la rueca siempre quedan restos de nube, pequenas trazas que muestran el verdadero origen del hilado.
En el reino de la rueca..., hay hechos que cumplen su verdad y dejan estela.
Los instintos en el hombre son lo que la nube lanar es a la rueca. A veces, el hombre es una rueca para sus instintos.
En el reino de la rueca..., hay hechos que cumplen su verdad y dejan estela.
(Adaptacion por Mitzi de un escrito original de Gabriela Amoros)