Una vez más, queda claro la responsabilidad de los padres, nuestros hijos serán en gran parte el frutos de la enseñanza recibida, no sólo a través de la palabra,sino principalmente por el ejemplo que continuamente les demos. El negativismo es contagioso, del mismo modo que lo es el positivismo, el niño aprende de nuestras actitudes. La misión de ser padres como experiencia de vida es tan demasiado importante, que "ningún mortal ascendente puede escapar a la experiencia de criar hijos, los propios o los ajenos, sea en los mundos materiales o en el mundo de los finalistas.536
Un niño es como una arcilla fresca en manos de los adultos, que lo pueden modelar para bien o para mal. El que ha tenido una infancia en donde ha recibido cariño y alegría, seguramente se podrá convertir en un hombre seguro de sí mismo y capaz también de entregar amor y alegría a sus propios hijos. De la misma forma, un hijo que ha sido golpeado y castigado, se convierte en un padre castigador. Y al hablar de castigo nos estamos refiriendo no sólo al castigo físico, sino también al psicológico. La descalificación, los gritos, la indiferencia le duelen tanto o más a un niño que un correazo, porque nada lo marca tanto como el sentirse rechazado, pospuesto o poco amado.
"Los hombres y las mujeres son socios de Dios, en el sentido de que cooperan para crear seres que crecen y que llegan también a poseer el potencial de un alma inmortal.1471 porque"en ausencia de enseñanzas erróneas, la mente del niño normal, se mueve en forma positiva, en el surgir de la conciencia religiosa, hacia la rectitud moral y el ministerio social, en vez de moverse negativamente hacia el pecado y la culpa." 1131 En esencia los niños son buenos.
Nadie puede dar lo que no tiene, por eso resulta paradojal que para poder enseñar en forma correcta a un niño, primero los adultos tenemos que aprender nosotros a ser niños. Por algo Jesús nos decía que para entrar en el reino, debíamos asemejarnos a ellos."De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, difícilmente podrá entrar en él y crecer hasta la estatura plena de la hombría espiritual.1841"
Jesús amaba a los niños porque ellos tienen una alegría y una simplicidad innata, ellos no se hacen "atados" como nosotros, porque su ego aun no se ha desarrollado y por eso actúan con naturalidad, no les interesa mayormente buscar la aprobación ajena, como lo hacemos nosotros. Son sinceros y con una búsqueda incesante de nuevos descubrimientos, ellos no aceptan la rutina "que cansa y agota" con la misma facilidad que nosotros lo hacemos, porque su capacidad de asombro es inagotable.