La verdadera religión tiene el propósito de disminuir el esfuerzo de existencia, libera la fe y da valor a la vida diaria y al servicio desinteresado.
Libro de Urantia. Pág.1727
La definición que la cita nos da de la verdadera religión, no tiene nada que ver con los "no harás" porque ellos no son necesarios cuando se actúa por convicción y por amor a quien nos trajo la Buena Nueva de la religión del espíritu. Cuando la religión deja de ser una teoría, o una práctica aprendida en la niñez que seguimos practicando por inercia y se convierte en algo vivo como es la relación personal con nuestro Papá del cielo, los mandatos, las imposiciones y los dogmas, pierden su razón de ser, porque "cada día que vive un verdadero creyente, le resulta más fácil hacer lo que es recto.1740" pues "una experiencia es buena cuando eleva la apreciación de la belleza, aumenta la voluntad moral, amplía el discernimiento de la verdad, acrecienta la capacidad de amar y de servir a nuestros semejantes, exalta los ideales espirituales, y enlaza los motivos humanos supremos del tiempo con los planes eternos del Espíritu residente, todo lo cual conduce directamente a un creciente deseo de hacer la voluntad del Padre, alimentando así la pasión divina de encontrar a Dios y de asemejarse más a él. Según asciendes la escala universal del desarrollo de la criatura, encontrarás mayor bondad y menor mal en perfecto acuerdo con tu capacidad de experimentar la bondad y discernir la verdad. Aún cuando la capacidad de albergar el error o de experimentar el mal no se perderá por completo hasta que el alma humana ascendente no alcance los niveles finales de los espíritus.1458"
La religión del espíritu no nos hace inmunes al mal, ni nos asegura que no vamos a cometer errores, porque ellos son parte de nuestro origen animal, pero esas faltas en vez de debilitar nuestra fe, la robuztecen porque nos hace recurrir a pedir la fuerza a nuestro Espíritu residente con la humildad de quien sabe que "el hombre puede ser un gusano en el polvo, por su naturaleza y origen, pero cuando lo habita el espíritu del Padre, ese hombre se hace divino en su destino.1676" y es entonces cuando la religión libera a la fe de sus ataduras.
"Para el hombre finito la verdad, la belleza, y la bondad abrazan la revelación plena de la realidad de divinidad. A medida que esta comprensión y amor de la Deidad encuentra expresión espiritual en la vida de los mortales que conocen a Dios, se producen los frutos de la divinidad: paz intelectual, progreso social, satisfacción moral, felicidad espiritual, y sabiduría cósmica. Los mortales avanzados en un mundo en la séptima etapa de luz y vida han aprendido que el amor es lo más grande en el universo y saben que Dios es amor y que el amor es el deseo de hacer el bien a los demás.648"
Me impresiona comprobar como Jesús nos recalca continuamente, que no es posible amar a Dios si primero no amamos a nuestros semejantes, la hermandad está estrechamente al reconocimiento de la Deidad, porque "la adoración es la técnica de buscar en el Único, la inspiración para servir a muchos.1616" Si a estos conceptos básicos, se les hubiese dado la verdadera importancia, ciertamente el mundo no sería lo que hoy lo vemos, pero nunca es tarde para hacer lo debido, por eso si realmente queremos evolucionar, no necesitamos seguir atiborrádonos de conocimientos y de dogmas, pues lo que el Reino necesita es de almas dispuestas a servir a los demás y este servicio no consiste en limosnas, ni en prédicas sobre la hermandad, sino en obras efectuadas en el silencio de nuestra alma y con la plena conciencia de nuestro espíritu.
Servir a los demás es tener la empatía necesaria para ponernos en sus zapatos y poder comprenderlos, porque "cuando un hombre sabio comprende los impulsos interiores de sus semejantes, los amará. Y cuando amáis a vuestro hermano, ya le habéis perdonado. Vuestra incapacidad o falta de deseo de perdonar a vuestros semejantes es la medida de vuestra inmadurez, de vuestra incapacidad para alcanzar una compasión adulta basada en la comprensión y amor. Sois rencorosos y vengativos en proporción directa a vuestra ignorancia de la naturaleza interior y de los deseos verdaderos de vuestros hijos y de vuestros semejantes. El amor es la manifestación exterior del impulso divino e interior de la vida. Está fundado en la comprensión, alimentado por el servicio altruista, y perfeccionado en la sabiduría 1899
Tengamos siempre presente que "conocer a nuestros hermanos, entender sus problemas y aprender a amarlos, es la suprema experiencia de la vida.1431" y lo que verdaderamente nos identifica como hijos de Dios, porque "tener sensiblidad y saber responder a las necesidades de los hombres, genera una felicidad genuina y duradera.1575"
La mejor manera de darle sentido y valor a nuestra vida, de vencer el estrés, la soledad e incluso las penas y hasta las enfermedades, es preocuparnos en forma efectiva de los que nos rodean, porque el amor es contagioso y encierra en sí mismo su propia plenitud, pues "el amor provee el terreno para el crecimiento religioso porque la religión ennoblece la rutina común de la vida diaria.1094
yolanda silva solano