A veces ruge la tempestad de la incomprensión en el ambiente familiar o laboral, y experimentas el ímpetu de reaccionar coléricamente. Entretanto, nada digas. Espera un poco más.
A veces aparecen desacuerdos entre colegas o empleados subalternos, y quieres asumir una posición drástica dejado llevar por las impresiones del momento. No obstante, no te perturbes. Espera un poco más.
A veces alguien te trae algún comentario con relación al comportamiento equivocado o acelerado de un compañero de trabajo, jefe o secretaria, y en lo íntimo te dispones a la censura apresurada. Sin embargo, no te apresures. Espera un poco más.
A veces recibes injurias o expresiones que te imputan de hechos que te duelen en el sentimiento, lesionan vuestra dignidad, menoscaban tu fama o atentan contra tu propia estimación, y te inclinas de inmediato a promover tu propia defensa. Si así fuere, no desesperes. Espera un poco más.
Que la oportunidad de haber estudiado no sea un pedestal para mirar desde lo alto a quienes no fueron tan afortunados, sino la ocasión de compartir y enseñar a los que menos saben. No hagas sentir mal a otros porque se equivocan en su actuar, porque sería como burlarse del que tropieza, sólo porque no tiene los lentes que le permiten ver los obstáculos del camino. Recuerda que cada quien mira las cosas a su manera, según la presión de su propio entorno de trabajo.
Muchos delitos, calamidades, desequilibrios y tragedias generan por largo tiempo sufrimiento y sentimientos de culpa, simplemente porque las víctimas de la precipitación no quisieron esperar un poco más.
Por ello, hoy te aconsejo: Espera un poco más, no hables mal de esa persona, no te quejes todavía a sus superiores, no comiences a fraguar venganzas. Deja que el tiempo pasado te permita ver los acontecimientos desde lejos, en su plena y justa dimensión.
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