La confianza en el gran amor que tiene Jesús por nosotros no solo nos hace felices, sino que ejerce un efecto estabilizador en nuestra vida. Cuando estamos persuadidos de que nos ama, cuando somos conscientes de que se preocupa enormemente por nuestros bienestar y nuestra felicidad, esa certidumbre nos serena y nos equilibra, que suframos desilusiones, desengaños, dificultades o cualquier otra cosa que nos depare la vida.
Su amor es lo único en este mundo absolutamente perfecto e infalible. Hay muchas cosas agradables, bellas y maravillosas, pero nada tan perfecto como Su amor. Él es perfecto, al igual que Su amor, que es perdurable y digno de toda confianza, para siempre. -- María Fontaine