Casi no sois merecedores del reino, si vuestro servicio consiste en gran parte, en una actitud de deplorar del pasado, lamento por el presente y vana esperanza por el futuro.
Libro de Urantia.Pág.1729
¡Qué poco cambiamos los seres humanos! porque esta cita que fue dicha por Jesús a sus apostóles hace mas de 2000 años sigue estando vigente, porque seguimos añorando un pasado que no nos pertenece, nos lamentamos por el presente y fijamos nuestros pensamientos en un futuro incierto y para muchos lleno de temor por la próximidad del famoso 2012, sin acordarnos que los mismos temores infundados fueron profusamente difundidos cuando cambió el milenio.
Jesús en repetidas ocasiones nos advirtió sobre el peligro de vivir atemorizados, porque el temor es paralizante y nos impide reaccionar en forma mesurada e inteligente y nos hace reaccionar como lo hacía el hombre primitivo que: "vivía en la inseguridad y en el temor constante del azar o de la mala suerte. La vida era un estimulante juego de azar; la existencia, una empresa arriesgada. El hombre primitivo alternaba entre dos poderosos intereses: la pasión de conseguir algo por nada y el temor de no conseguir nada a pesar del esfuerzo. La ansiedad era un estado natural de la mente salvaje. Cuando los hombres y las mujeres caen víctimas de una ansiedad excesiva, vuelven simplemente al estado natural de sus antepasados distantes; y cuando la ansiedad se vuelve realmente dolorosa, inhibe la actividad e instituye infaliblemente cambios evolutivos y adaptaciones biológicas. 950"
Paradojalmente en estos tiempos modernos, de tantos adelantos científicos y tecnológicos, pareciera ser que estamos involucionando y volviendo a la ansiedad que tenía el hombre primitivo, porque el exitismo y la competencia presionan de tal modo, que cada día la ausencia laboral es mayor debido a la enfermedad del momento: el estrés, el cual sin lugar a dudas produce un fuerte impacto en nuestro sistema nervioso y hormonal. El hecho de no dejar tiempo disponible para los afectos o los asuntos personales, genera culpa y estrés y disminuye la capacidad para desenvolverse adecuadamente en la desenfrenada actividad diaria.
"La competición es esencial para el progreso social, pero la competencia, sin tasa ni medida, engendra la violencia y la enfermedad A través de las edades primitivas de cualquier mundo, la competencia es esencial para la civilización progresiva. A medida que progresa la evolución del hombre, la cooperación llega a ser cada vez más efectiva. En las civilizaciones avanzadas la cooperación es más eficaz que la competencia. La competencia estimula al hombre primitivo. La evolución primitiva se caracteriza por la supervivencia de los que son biológicamente aptos, pero las civilizaciones posteriores se fomentan mejor por la cooperación inteligente, la fraternidad compasiva y la hermandad espiritual.805
Pero cuando en vez de hermandad rige la fría competencia, viene el temor al no cumplimiento de la propias expectativas y baja la autoestima. El trabajo, cuando se asume en forma competitiva con la intención de trepar una pirámide, se convierte en una pesadilla de temor y ansiedad y esta actitud en el desempeño de una función, condiciona a una persona a actuar de la misma manera frente a las demás circunstancias de su vida, dando lugar a un forma de vida que genera enfermedad mental y física.
El miedo, el temor, nacen de la incapacidad de controlar algo, de la inseguridad en nosotros mismos, y a su vez esta inseguridad nace de nuestra falta de voluntad para controlar nuestro entorno y nuestras emociones, olvidándonos que no estamos solos. Nos falta ver y sentir a Dios por la fe, lo cual significa adquirir el verdadero discernimiento espiritual, el cual nos permitiría ver la realidad con otros ojos. “El discernimiento espiritual aumenta la guía de nuestro Espíritu residente y estos dos, terminan por aumentar la conciencia de Dios. 1574
“El esfuerzo hacia la madurez necesita trabajo y el trabajo requiere de energía. ¿ De dónde vendrá el poder para realizar todo esto ?. Las cosas físicas, se pueden ver como algo evidente, pero el Maestro ha dicho no sólo de pan vive el hombre. Una vez que poseemos un cuerpo normal y una actitud razonablemente buena, debemos buscar esas atracciones que actúen como estímulos para despertar las durmientes fuerzas espirituales del hombre. Jesús nos ha enseñado que Dios vive en el hombre ¿ cómo podemos pues inducir al hombre a liberar esos poderes de divinidad e infinidad que hay en el interior de su alma ?, ¿ Cómo inducir a los hombres a liberar a Dios, para que Él pueda salir adelante y refrescar nuestra alma al pasar hacia fuera y luego esclarecer, elevar y bendecir a innumerables otras almas ?, ¿Cómo puedo yo, de la mejor manera, despertar estos poderes latentes del bien que yacen durmiendo en mi alma ?1295 "
El temor y el miedo van desapareciendo cuando nos damos cuenta que como seres humanos, tanto nosotros, como nuestros problemas del vivir son reales, y que no podemos escapar de ellos mientras estemos vivos, pero a la vez recordar que en nosotros mora el YO superior, la esencia de Dios y que él nos dice: “pon tu mente a trabajar para resolver tus problemas, enseña a tu intelecto a que trabaje para ti, no te dejes dominar por el temor, como si fueras un animal que no piensa. Tu mente debe ser tu aliado valiente para la solución de los problemas de tu vida, en vez de ser tú, como lo has sido, un esclavo atemorizado, siervo de la depresión y la derrota 1438."
yolanda silva solano