Muévete con perfección, no sin ella y no te detengas en la duda ni el temor,
tampoco en la culpa ni en la autorrecriminación, reside en el esplendor permanente
con la seguridad de que eres muy amado.
Siempre eres Uno con Dios, Siempre eres bienvenido a casa.
Porque tu hogar es Mi corazón y Mío es el tuyo.
Somos todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que será.