Aunque los seres humanos difieran de muchas maneras unos de otros, ante Dios y en el mundo espiritual todos los mortales están en igualdad de condiciones. Dios en verdad no tiene favoritos.”
Libro de Urantia Pág. 1468
Esta cita nos puede parecer un tanto difícil de asimilar, porque a simple vista pareciera que algunos seres humanos son priviligiados por la vida, al ver las oportunidades fabulosas que algunos parecen tener, en cambio nosotros muchas veces nos vemos sin salida, sin saber que hacer con nuestra complicada vida y se nos olvida que en cuanto a las oportunidades se refiere, “los mortales de los dominios del tiempo y del espacio, pueden diferir mucho en sus capacidades innatas y en dotes intelectuales, pueden contar con ambientes excepcionalmente favorables al avance social y al progreso moral, o bien pueden sufrir la carencia de casi toda ayuda humana, a la cultura y a los supuestos avances en los beneficios de la civilización, pero las oportunidades del progreso espiritual en la carrera de la ascensión, son iguales para todos. Es posible alcanzar niveles crecientes de discernimiento espiritual y de significados cósmicos, independientemente de todas las diferencias socio morales y económicas de los ambientes materiales diversificados de los mundos materiales” 63
Las oportunidades son esas ocasiones que se nos presentan de vez en cuando y que debemos saber aprovechar, pues tienen un tiempo y un espacio determinado, bien lo sabemos cuando hay algo en liquidación en una tienda, si no nos decidimos rápido nos quedaremos sin la oferta. Nuestra vida entera, está llena de oportunidades que si supiéramos aprovecharlas harían nuestra vida más fácil, alegre y fructífera, pero desgraciadamente nos farreamos las oportunidades de evolucionar, porque pareciera ser que tenemos todo el tiempo del mundo y se nos olvida que nuestra vida es frágil y que en cualquier momento podemos dejar de existir porque “este mundo es tan sólo un puente, podéis pasar por él, pero no debéis pensar en construir sobre él vuestra morada” 1735 pensamiento por cierto, que preferimos tener arrinconado, porque la muerte suele dar temor, cuando debiera ser al revés, llenarnos de paz, porque ella no es más que dejar nuestra envoltura de crisálida para convertirnos en mariposas, capaces de ascender a reunirnos con nuestro Padre de los cielos.
Un hijo de Dios, debe amar intensamente la vida y aprovechar todas las oportunidades que ella le brinde, pero a la vez debe tener el desapego suficiente para abandonarla sin temor, cuando llegue la hora señalada el día que nacimos. Pero para tener ese estado de conciencia, es preciso sentirse en paz con la vida, saber que estamos haciendo todo lo posible por merecer nuestra sobrevivencia, debiéramos aprender del consejo que Jesús dio a Ganid: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo con toda tu fuerza” 1481 este compromiso interno para hacer lo material y lo espiritual lo mejor posible, es lo que le da significado a nuestra vida en la tierra, porque no es lo que hacemos lo que le da valor a nuestras acciones sino el cómo las hacemos, mientras más conscientes ellas sean, mientras más despierta esté nuestra conciencia, mayor será su valor de eternidad, sin importar si tenemos o nó éxito en lo que emprendemos, pues lo bueno del trabajo espiritual es que "ninguna experiencia consciente ocurre jamás en vano, ningún significado verdadero perece jamás.1200" porque "todas las cosas son sagradas en la vida de los que son conducidos por el espíritu.1732"
La gran mayoría de las veces, las mejores oportunidades se presentan cuando tenemos que resolver un problema o hacer un cambio en nuestra vida, porque ambas cosas nos obligan a dejar atrás la rutina y nos entregan nuevas herramientas para enfrentar con éxito la vida que nunca es estática, por eso cuando ponemos toda nuestra dedicación y entusiasmo en lo que hacemos, la vida cobra otra dimensión y nos damos cuenta que “ los humanos hemos comenzado una progresión sin fin, una expansión sin límites de esferas y de oportunidades que nunca se acaban, en constante ampliación para el servicio regocijante, la aventura sublime y el logro ilimitado.” Por eso, “cuando se acumulan las nubes, nuestra fe debe aceptar el hecho de la presencia del Espíritu residente y así, deberíais poder contemplar más allá de las nieblas de la incertidumbre mortal, el brillo claro del sol de la rectitud eterna, en las alturas de los mundos de estancia.” 1194 por tanto, nada debiera detenernos ni menos amargarnos, porque todo es transitorio y siempre hay un nuevo amanecer.
Las posibilidades y las oportunidades de ser uno con Dios, están al alcance de la mano, pero dependen exclusivamente de nuestro libre albedrío que es quien nos permite tomarlas o dejarlas pues “el hombre puede acercarse a Dios y puede abandonar repentinamente la voluntad divina, mientras conserve la facultad de elegir.” 64 porque “ la personalidad del hombre es eterna, pero en cuanto a la identidad es una realidad eterna condicionada. Es el hombre quien debe elegir si estará o no presente en el momento del logro de su destino eterno. El ciclo está predestinado, pero la participación del hombre en él, es facultativo, personal y experiencial.” 1232 Estemos pues atentos para no dejar pasar las oportunidades, tanto las espirituales como las materiales, pues ambas están intimamente unidas pues "mientras nos dedicamos a la obtención de las realidades eternas, debemos también disponer para las necesidades de la vida temporal.1778"