Mediante vuestra fe y la transformación del espíritu, llegaréis a ser en verdad Templos de Dios,
Libro de Urantia, Pág.1609
"Jesús vivió en la tierra y enseñó un evangelio que redimía al hombre de la superstición de que él era hijo del mal y lo elevaba a la dignidad de ser hijo de Dios por la fe. El mensaje de Jesús, tal como él lo predicó y lo vivió en su época, fue una solución eficaz a las dificultades espirituales del hombre, en la época en que se lo propuso. Y ahora, puesto que él como persona se ha ido del mundo, envía en su lugar a su Espíritu de la Verdad, destinado a vivir en el hombre, para que cada nueva generación pueda formular de nuevo el mensaje de Jesús, para que cada nuevo grupo de mortales que aparezca sobre la superficie de la tierra tenga una versión nueva y actualizada del evangelio, un esclarecimiento personal y una guía colectiva que sea una solución eficaz a las siempre cambiantes y variadas dificultades espirituales del hombre. 2061"
Sin embargo, este Espíritu divino, nada puede hacer sin el consentimiento humano, porque el hombre no es una marioneta movida por Dios, sino que es una criatura libre de aceptar o rechazar la presencia divina en su mente, porque "él puede acercarse a Dios y puede abandonar repentinamente la voluntad de Dios, mientras tenga la posibilidad de elegir. 64" pues “el Espíritu divino no tiene mecanismos especiales para obtener la expresión de las emociones espirituales. Estas experiencias se vuelven posibles mediante el mecanismo natural de la mente mortal” 1104 porque aún “cuando la mente no es de evolución física, depende por completo de la capacidad cerebral, siendo conferida ésta, por el desarrollo puramente físico y evolutivo” 670
Si tuviésemos más presente estas verdades, sin duda cuidaríamos más el alimento que le proporcionamos a nuestra mente a través de los pensamientos. La salud y la enfermedad, tienen su raíz en los pensamientos, pensamientos enfermizos se expresan a través de un cuerpo enfermo. Se ha sabido que los pensamientos de temor matan a un hombre tan rápido como una bala, y continuamente matan miles de gentes, tal vez no tan rápido, pero sí con igual efectividad. La gente que vive con temor a las enfermedades, es la gente que más las contrae. La ansiedad rápidamente debilita el cuerpo, haciendo bajar sus defensas, dejándolo expuesto a la enfermedad. Los pensamientos negativos, aunque no tengan un origen físico, pronto destruirán el sistema nervioso e impedirán que en nosotros se manifieste el espíritu divino que en nosotros reside, porque:“El espíritu divino hace contacto con el hombre, no mediante sentimientos o emociones, sino en el dominio del pensamiento más elevado y más espiritualizado. Son vuestros pensamientos los que os conducen a Dios. Se puede percibir la naturaleza divina tan sólo con los ojos de la mente” 1105
Pensamientos energéticos, de pureza y dicha producen en el cuerpo vigor y salud. El cuerpo es un instrumento muy delicado y moldeable, que responde rápidamente a los pensamientos que lo dominan, y los hábitos de pensamiento producirán sus efectos sobre él, sean estos buenos o malos. Es a través de nuestros pensamientos que vamos tejiendo el telar de nuestro destino, porque los pensamientos son la fuente de toda acción y de todas las manifestaciones de nuestra vida. Muchas veces, para mejorar nuestra salud decidimos hacer alguna dieta especial para alivianar nuestro organismo de las toxinas que lo están invadiendo, pero pocas veces nos preocupamos de limpiar nuestra mente de los pensamientos negativos que están enquistados en nuestra mente. No basta “saber” que en nosotros reside el espíritu divino “ no es suficiente que se haya derramado este espíritu sobre vosotros, el Espíritu divino debe dominar y controlar cada fase de la experiencia humana” 381 y este dominio comienza y termina en nuestros pensamientos.
Si deseamos perfeccionar nuestro cuerpo y mantenerlo sano, debemos ser cuidadosos con lo que se alimenta nuestra mente. Pensamientos de malicia, envidia, decepción, desaliento y miedo, le arrebatan al cuerpo su fuerza y salud. Una cara amarga no es cuestión de azar, sino el resultado de pensamientos amargos. Es cierto que lo que ha pasado en Japón no puede dejarnos indiferentes, pero seguir viendo las imágenes de las ruinas y seguir sufriendo por lo que no podemos remediar no ayuda en nada a nuestros hermanos, por el contrario , pues nuestra negaividad no sólo afecta nuestra salud, sino que también enrarece el éter del planeta.
De la misma forma que cada mañana ventilamos nuestras habitaciones para renovar el aire y limpiarlas, deberíamos también ventilar diariamente nuestra mente, para liberarla de todo lo negativo, los malos pensamientos de cualquier índole no debieran alojarse jamás en nuestra alma, deberían ser sólo aves de paso, que se van tan pronto como llegan. La higiene mental es vital si queremos avanzar en el camino evolutivo y ayudar a nuestros hermanos que están sufriendo.
yolanda silva solano