La verdad, la belleza y la bondad están correlacionadas en el ministerio del Espíritu, la grandeza del Paraíso, la misericordia del Hijo y la experiencia del Supremo. Dios el Supremo es verdad, belleza y bondad, porque estos conceptos de la divinidad representan máximos finitos de la experiencia ideacional. Las fuentes eternas de estas cualidades triunas de la divinidad están en los niveles superfinitos, pero una criatura tan sólo puede concebir de tales fuentes como superverdad, superbelleza y superbondad.
Micael, un creador, reveló el amor divino del Padre Creador para sus hijos terrestres. Y habiendo descubierto y recibido este afecto divino, el hombre puede aspirar a revelar este amor a sus hermanos en la carne. Este afecto de la criatura es un reflejo auténtico del amor del Supremo.
El Supremo es simétricamente inclusivo. La Primera Fuente y Centro es potencial en los tres grandes Absolutos, es actual en el Paraíso, en el Hijo y en el Espíritu; pero el Supremo es tanto actual como potencial, un ser de supremacía personal y de poder todopoderoso, que responde de igual manera al esfuerzo de la criatura y al propósito del Creador; autoactuante sobre el universo y autorreactivo a la suma total del universo; y al mismo el Creador supremo y la criatura suprema. La Deidad de la Supremacía es de este modo expresiva de la suma total de lo finito entero.
LU 1279