Jesús es categórico al decirnos como podemos darnos cuenta si vamos por el camino real de la evolución. No nos recomienda ningún libro, ni nos pide sacrificios, ni días determinados u horas dedicados a la oración, porque lo único que puede determinar nuestra espiritualidad es nuestro amor al prójimo. Todo su evangelio se basa en el reconocimiento de que Dios es nuestro Padre y todos los hombres son nuestros hermanos. "El hombre que conoce a Dios considera a todos los hombres como sus iguales; ellos son sus hermanos. Los que son egoístas, los que ignoran a sus hermanos en la carne, sólo tienen cansancio por recompensa. Los que aman a sus semejantes y los que tienen un corazón limpio verán a Dios. Dios nunca olvida la sinceridad.1443" pues "no es posible regosijarse en la paternidad de Dios, si se rechaza la fraternidad de los hombres.1454"
Muchas veces el amor al prójimo se entiende como el ser caritativo y dar una limosna a quien lo necesita, en parte es cierto porque "sólo el amor a la hermandad puede impedir que los fuertes opriman a los débiles. 805" pero el mensaje de Jesús va mucho más allá de lo material, porque el mundo está plagado de pobres de espíritu que sufren no por carecer de dinero, sino por no tener comprensión, cariño, luz espiritual para enfrentar sus problemas o porque están llenos de rencor, y esta pobreza que no es visible a los ojos, es la que muchas veces más necesita de nuestra hermandad, porque "el amor es el deseo de hacer el bien a los demás.648" atendiendo tanto sus necesidades materiales como las espirituales y las emocionales.
El amor verdadero requiere de un estado de conciencia alerta, para ser capaces de ir más allá de las apariencias y comprender a nuestros hermanos en esos silencios que muchas veces son un grito silente de ayuda y comprensión... El amor verdadero no está a la espera de recibir, sino a la espera de dar no solo un bien material sino en un Darse, es decir involucrar lo mejor de sí mismo para entregarlo a quien lo necesite, sin importar si la persona es o no conocida, porque "si tan sólo aprendéis a amar a los que os aman, estaréis destinados a vivir una vida limitada y mezquina.1739
Debemos imitar el amor que Dios tiene por nosotros, porque "El ama a todos los hombres, pero a cada uno en forma individual, no tiene preferidos.138" "Dios ama a cada criatura como a un hijo y ese amor lo acompaña a lo largo de todo el tiempo y de la etenidad y este amor actúa directamente en el corazón de cada individuo, independientemente de las acciones o reacciones de los demás hombres, pues la relación es personal entre el hombre y Dios.1304 de allí que la verdadera religión sólo se pueda manifestar en "la actitud de un alma individual, en sus relaciones conscientes con su Creador.1603
La fraternidad está vinculada a nuestro amor a Dios, por eso Jesús nos dijo que todo cuanto hiciéramos al más pequeño de nuestros hermanos a El se lo hacíamos. Esta realidad deberíamos considerarla no solamente cuando hacemos el bien a uno de los nuestros, sino también cuando le hacemos daño, no solamente en la parte material o económica, sino también en el daño emocional que es mucho mayor cuando ignoramos el amor que nos brindan, cuando guardamos rencor, cuando no tenemos tiempo para Escuchar, cuando nos burlamos y herimos a través de la ironía o la descalificación.
Todos estamos deseosos de cambiar al mundo, pero pocas veces nos detenemos a pensar que estos cambios deben comenzar por nosotros mismos, porque no es posible amar a los demás, si no sabemos a amarnos a nosotros mismos y la mejor manera de hacerlo es teniendo conciencia de que en nuestro interior está el Espíritu divino, dispuesto siempre a ayudarnos en nuestras elecciones entre el bien y el mal, pues "el reconocimiento de las relaciones verdaderas, implica una mente despierta, para discriminar entre la verdad y el error. El otorgamiento del Espíritu de la Verdad que envuelve las mentes humanas de Urantia responde infaliblemente a la verdad y la relación espiritual viviente de todas las cosas y todos los seres tal como son coordinados en la ascensión eterna hacia Dios. 647
Si verdaderamente deseamos que nuestra espiritualidad sea real, revisemos como están nuestras relaciones con nuestro prójimo, teniendo muy en cuenta que "Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente y disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda más allá de sus máscaras y sus defensas; contemplar con ternura sus más profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías, su dolor y sus anhelos; es comprender que detrás de su careta y su coraza, se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de una mano amiga, sediento de una sonrisa sincera en la que pueda sentirse en casa; es reconocer, con respetuosa compasión, que la desarmonía y el caos en los que a veces vive son el producto de su ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta de que si genera desdichas es porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan vacío y carente de sentido, que no puede confiar ni en si mismo; es descubrir y honrar, por encima de cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar honestamente su infinita grandeza como una expresión única e irrepetible de la Vida." Tomado de la Red.
yolanda silva solano
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