"¿Nos faltan a menudo medios materiales para hacer tanto bien como deseamos? Que esto no nos entristezca. Debemos saber que; en realidad, no somos completamente impotentes. Cuando nos cruzamos con un mendigo en la calle: Le damos un poco de dinero porque no podemos darle más; pero podemos ayudarle de otro modo, empleando el poder del pensamiento. Detengámonos un poco más lejos, concentrémonos y proyectemos sobre todos los transeúntes nuestro deseo de hacer algo por ése hombre. Lo que no podemos dar nosotros mismos; otros lo darán en lugar nuestro, y habremos asimismo participado en este donativo.
No creáis que nuestra generosidad se limita necesariamente a lo que somos capaces de hacer nosotros personalmente; también puede manifestarse, a través de los demás. Y esto es aún más válido, para todos los casos en los que queramos ayudar a alguien y no tengamos posibilidades materiales para ello. Lo que cuenta es siempre albergar en nosotros buenos pensamientos; y alimentarlos con suficiente fuerza, para que inspiren a otros el deseo de realizarlos."