"En él estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres".
Si no me siento bien,
recuerdo que soy mucho más
que lo que puede indicar una
condición física temporal.
¡Soy una creación divina!
La verdad de mi ser
no está en cámo mi cuerpo se ve o actúa;
esta verdad está dentro de mi alma.
Soy un ser divino, eternamente vivo
con la vida de Dios.
La vida de Dios regenera mi mente
y sana mi cuerpo. Al descansar
tranquilamente en una conciencia de la
presencia de Dios en mi, siento nueva
energía que surge de mi interior.
Cada pensamiento de curación es una oración.
Asi que mantengo mi mente centrada
en la presencia de Dios.
Mis mismos pensamientos me reaniman.
Pensamiento a pensamiento,
oración a oración,
me vuelvo más fuerte y más saludable.
Como una creación divina,
soy un ser sagrado y perfecto…
Soy hijo de Dios!
Soy una creación divina de espíritu y vida…