Muchas veces en la vida pasamos por momentos difíciles en los que tenemos que decidir sobre los nuevos caminos a tomar.
A veces el júbilo nos invade ya que la ruta tomada nos demuestra el acierto, y eso se llama crecer.
Otras veces nos desanimamos antes de reemprender nuestra meta, y eso también se llama crecer.
Crecer, una palabra tan común pero tan significativa a la vez, tan llena de vida; definitivamente es un término al que, en particular, tengo muy presente y valoro entrañablemente.
A veces la parálisis nos invade, desarmados completamente caemos en la tristeza, la desilusión, la desgana; sentimos la horrible sensación de no poder hacer nada bien, tomamos caminos de fácil acceso que a ningún lado nos conduce; nos invade la soledad y ocupamos el vacío con gente vacía y el resultado es una lista interminable de momentos más vacíos aún.
El dolor se esconde detrás de una imagen impuesta cargada de elementos superfluos que no hacen más que alejarnos de nosotros mismos.
El camino parece estar lleno de pantanos y grietas infinitas, en esos momentos no podemos ver que ser feliz está en nuestro propio SER, por el solo hecho de existir.
El tiempo presente nos encuentra sumergidos y cansados, pero tarde o temprano, desde lo más profundo de nuestra existencia surge una luz, que al principio es pequeña, creo yo que es nuestro instinto de supervivencia más el amor por la vida y por nuestra vida que hace que lentamente nos reubiquemos en el camino correcto, el de ser sano y noble.
A veces necesitamos pasar por momentos muy duros, cometemos errores, evadimos los problemas y nos disfrazamos de algo que no somos hasta reencontrarnos con nuestros valores, en lo que a mí respecta, el valor de las pequeñas cosas, aquellas situaciones y cosas cotidianas y sencillas que son maravillosas.
A veces necesitamos pasar por momentos duros, pero superarlos es también crecer.
La felicidad es un DON que poseemos todos, pero cultivarla y compartirla es un hermoso trabajo que implica esfuerzo, dedicación y tiempo, pero sobre todas las cosas AMOR, el sentimiento más hermoso.
Y poder amar es también es crecer
Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal.
Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato.
Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente la dulzura.
De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás.
Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.
Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla.
No te detengas en lo malo que has hecho; camina pensando y asumiendo que lo puedes hacer mejor.
No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.
No trates que otros cambien; sé tú la responsable de tu vida y trata de cambiar
Tú.