¡Que diferente sería la historia del mundo, si los que nos llamamos cristianos siguiéramos su ejemplo! ¡Cuántas guerras mal llamadas santas y cuántas discusiones inútiles se podrían evitar, si nos preocupáramos más de abrazar la verdad, más que de pretender definirla o adueñarnos de ella! porque "la verdad divina es una realidad viva discernida por el espíritu. La verdad existe sólo en los altos niveles espirituales de la comprensión de la divinidad y de la conciencia de la comunión con Dios. Puedes conocer la verdad, puedes vivir la verdad; puedes experimentar el crecimiento de la verdad en el alma y disfrutar de la libertad de su esclarecimiento de la mente, pero no puedes aprisionar la verdad en fórmulas, códigos, credos o esquemas intelectuales de conducta humana. Cuando intentas una formulación humana de la verdad divina, ésta muere rápidamente.1949"
La Verdad es como un árbol frondoso, las raíces aún cuando son inmensas no son visibles a los ojos humanos, él siendo único como ejemplar, tiene infinidad de hojas llenas de vida, ellas le pertenecen pero no son el árbol, porque ellas pueden ser caducas y caer en el otoño para dar paso a los nuevos retoños de la primavera. Las hojas cumplen su ciclo y pueden cambiar, pero el árbol sigue siendo el mismo. La Verdad es una sola, pero ella como es infinita no está al alcance de nuestras mentes finitas, conocemos sólo partes de ella, según sea nuestra capacidad de discernimiento, por eso a esas verdades conocidas no debemos aferrarnos porque al hacerlo nos estamos estratificando e impidiéndonos crecer y evolucionar, pues " la verdad estática es verdad muerta, y sólo la verdad muerta puede ser contenida en una teoría. La verdad viva es dinámica y tan sólo puede tener una existencia experiencial en la mente humana. El verdadero hijo del discernimiento universal busca el Espíritu vivo de la Verdad en toda palabra sabia. La persona conocedora de Dios está constantemente elevando la sabiduría a los niveles de la verdad viva de alcance divino; el alma espiritualmente no progresiva, mientras tanto, arrastra hacia abajo a la verdad viva hasta los niveles muertos de la sabiduría y el dominio del conocimiento exaltado.1949"
Muchas veces se piensa que la fe es creer a ciegas, cuando en verdad es todo lo contrario, porque la verdadera fe no teme a sus propias dudas sobre lo que cree saber, porque ellas son señal de crecimiento porque "la fe salvadora nace en el corazón humano cuando la conciencia moral del hombre comprende que los valores humanos pueden ser transformados en experiencia mortal de lo material a lo espiritual, de lo humano a lo divino, del tiempo a la eternidad. Las dudas honestas y las preguntas sinceras no son pecado; estas actitudes simplemente demuestran una etapa en el viaje progresivo hacia el logro de la perfección. La confianza inocente del niño asegura al hombre el ingreso en el reino del ascenso celestial, pero el progreso depende totalmente del ejercicio vigoroso de una fe robusta y confiada del hombre adulto.1118 que sabe que sus creencias son momentáneas porque ellas van acrecentándose en la medida que hace nuevos descubrimientos en su propio ser interno.
El apego espiritual es tan dañino como el apego a las cosas materiales, pues nos estamos aferrando a sólo una realidad mediática cuando en verdad "nada de lo que toque la naturaleza humana puede ser considerado infalible. Indudablemente podrá brillar la verdad divina a través de la mente humana pero siempre con pureza relativa y divinidad parcial. La infalibilidad puede ser anhelo de la criatura pero sólo los Creadores la poseen. Las revelaciones de la verdad divina no están selladas sino por la ignorancia humana, el fanatismo y la intolerancia de miras estrechas. Sólo el prejuicio y la superstición empañan la luz de las Escrituras. Un falso temor de lo sagrado ha impedido que la religión fuera salvaguardada por el sentido común. El temor de la autoridad de los escritos sagrados del pasado impide eficazmente que las almas honestas de hoy acepten la nueva luz del evangelio, la misma luz que aquellos hombres de otra generación conocedores de Dios tan intensamente anhelaban ver. 1768"
Esforcémonos por tener nuestra mente abierta para poder imitar a Jesús, quien no buscaba la verdad sólo en los libros sagrados, sino que la encontraba en cualquier parte, sin importar la fuente de la cual pudiera emanar. Lo importante es que seamos sinceros con las verdades momentáneas que decimos creer, que no haya una dicotomía entre nuestra fe y nuestras obras, pues "nombrar las virtudes no quiere decir definirlas, pero vivirlas es conocerlas. La virtud no es solo conocimiento ni aún sabiduría, sino más bien la realidad de la experiencia progresiva en el logro de los niveles ascendentes. En la vida diaria del hombre mortal, la virtud se realiza como la elección uniforme del bien sobre el mal, y dicha capacidad de elección es prueba de la posesión de una naturaleza moral. La elección del hombre entre el bien y el mal está influida, no solamente por la agudeza de su naturaleza moral, sino también por influencias tales como la ignorancia, la inmadurez, y la ilusión. Un sentido de proporción también tiene parte en el ejercicio de la virtud porque el mal se puede realizar cuando se elige el menor en vez del mayor como resultado de la distorsión o del engaño. El arte de una estimación relativa o de una medida comparativa entra en la práctica de las virtudes del ámbito moral. La moralidad nunca se puede promover ni por ley ni fuerza. Es un asunto personal de libre albedrío que debe diseminarse mediante el contagio por contacto de las personas moralmente atrayentes y que tienen el deseo de hacer la voluntad del Padre.193"
yolanda silva solano
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