Mucho se ha dicho sobre el ejemplo que los japoneses le han dado al mundo por la entereza con la que han afrontado su tragedia, pero nunca es demasiado. Al respecto, circula por correo electrónico el siguiente decálogo de autor desconocido, que destaca diez valores que deberíamos aprender de los japoneses para cambiar algunas pautas indeseables de nuestro comportamiento. Al fin y al cabo, tiene razón el autor al concluir que “Así es como se construye la paz y el progreso de un país”.
1. “La Calma: Ni un solo golpe de pecho, ni una muestra de aflicción”. Muy diferente a nuestras plañideras de profesión, a nuestras comunidades tan acostumbradas a echarles culpas a los demás y a los reclamos destemplados.
2. “La Dignidad: Disciplinados para hacer colas por agua y alimentos. Ni una palabra brusca ni un gesto tosco”.
3. “La Capacidad: Los increíbles arquitectos, por ejemplo. Los edificios se balancearon, pero no se cayeron”.
4. “La Gracia: La gente compró sólo lo que ellos necesitaban en el momento para que todo el mundo pudiera conseguir algo”. .
5. “El Orden: Ningún saqueo en tiendas. Ningún bocinazo y ningún adelantamiento en los caminos. Sólo entendimiento”.
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6. “El Sacrificio: Cincuenta trabajadores se quedaron para bombear agua del mar en los reactores nucleares. ¿Cómo serán recompensados ellos?”.
7. “La Ternura: Los Restaurantes bajaron los precios. Un ATM (cajero) indefenso es dejado en paz (no se lo roban). El fuerte se preocupa por el débil”.
8. “La Formación: El viejo y los niños, cada uno sabía exactamente qué hacer. Y ellos hicieron sólo esto”.
9. “Los medios de comunicación: Ellos mostraron una gran moderación en los boletines. Ningún periodista haciendo preguntas bobas. Solo reportajes calmados”.
10. “La Conciencia: Cuando la luz se fue, la gente en las tiendas devolvió las cosas a los mostradores, y todos salieron de manera calmada”. Los japoneses aplican esa máxima que dice “No hagas a los otros lo que no quieres que te hagan a ti”.
Finalmente, habría que agregar un valor visto por todos: la Diligencia. Los japoneses acudieron prestos al rescate pero no se quedaron ahí; evacuar gente, habilitar albergues, repartir alimentos, reparar vías y demás, fueron tareas que todos emprendieron con prontitud,