Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá. En verdad, cualquiera que vive y cree en mí no morirá nunca realmente.
Los que creemos en Jesús nunca moriremos, porque sabemos que él vino a mostrarnos que en la casa del Padre habían muchas moradas esperándonos después de la extinción de nuestra vida mortal, porque "cuando el hombre muere, su espíritu comienza a alzar su largo vuelo en el gran viaje de regreso a su hogar.1472 pues la muerte es tan sólo el comienzo de una interminable carrera de aventura, un viaje eterno de descubrimiento.159" porque el Cielo no es un lugar donde se va a tocar el arpa, sino que cada mundo de estancia es un nuevo lugar para que aprendendamos y nos perfeccionemos, porque el llegar a ser perfectos como lo es nuestro Padre no es posible hacerlo en una vida y por éso "los mundos de estancia son efectivamente esferas de capacitación, no solamente planetas de detención.533"
"En los mundo de estancia, reanudarás tu capacitación intelectual y desarrollo espiritual en el nivel exacto en el que se te interrumpiera debido a la muerte. Entre el momento de la muerte planetaria, o el traslado, y la resurrección en el mundo de estancia, el hombre mortal no gana absolutamente nada, aparte de experimentar el hecho de la supervivencia. Comienzas allí donde te interrumpes aquí. 533" por tanto de nada nos vale soñar con la eternidad, si no trabajamos en forma concreta y consciente Aquí y Ahora para hacernos acreedores a una nueva vida despúes de nuestra muerte física.
Lo hijos de Dios, no deberíamos tener el más mínimo temor a dejar este mundo, pues "la metamorfosis de la muerte constituye el único procedimiento posible a través del cual pueden escapar de las cadenas del tiempo y de las ataduras de la creación material, pudiendo así marchar al ritmo espiritual de la procesión progresiva de la eternidad. Habiendo sobrevivido a la prueba de la vida temporal y existencia material, pasa a ser posible para vosotros continuar en contacto con la eternidad, aún ser parte de ella, orbitando para siempre con los mundos del espacio alrededor del círculo de las edades eternas.365" Ante la muerte, deberíamos tener la misma predisposición que cuando hacemos un viaje al extranjero, puede que desconozcamos el idioma e ignoremos sus constumbres, pero eso no nos hace menos más atrayente el lugar, por el contrario nos motiva la curiosidad y el deseo de pasarlo bien, de la misma manera, "si el hombre mortal está sincera y espiritualmente motivado y consagrado sin reservas al hacer la voluntad del Padre, entonces, puesto que está tan certera y efectivamente dotado por el Espíritu divino que mora en él, no puede dejar de materializarse en la experiencia de ese individuo la conciencia sublime de conocer a Dios y la certidumbre de sobrevivir para el propósito de encontrar a Dios mediante la experiencia progresiva de hacerse cada vez más semejante a él.63"
Está muy bien el hablar de vez en cuando de la muerte, para que no olvidemos que "este mundo es sólo un puente, podemos pasar por él pero no debéis pensar en construir sobre él vuestra morada.1733 pero como la eternidad comienza en este momento, debemos poner todo nuestro empeño en aprender a ser felices con lo que a cada uno nos toca vivir, porque desgraciadamente muchas personas están muertas en vida, cuando su único afán es quejarse y compadecerse, en vez de aprovechar cada dificultad, como una posibilidad real de evolucionar y alcanzar la eternidad.
Cuando Jesús nos promete que nos dará la vida eterna, también nos está ofreciendo su amistad para vivir intensa y plenamente nuestra vida cotidiana, no tenemos por qué esperar resucitar después de la muerte, porque "si quieres compartir la felicidad del Maestro, debes compartir su amor. Y compartir su amor significa que has compartido su servicio. Esa experiencia de amor no te libera de las dificultades de este mundo; no crea un mundo nuevo, pero con toda seguridad hace que el viejo mundo resulte nuevo.Ten en cuenta: es lealtad, no sacrificio, lo que demanda Jesús. La conciencia del sacrificio implica la ausencia de ese afecto sincero que hubiera hecho de ese servicio amante la felicidad suprema. La idea de deber significa que tienes la mentalidad del siervo, y por ende te falta el estímulo poderoso de hacer tu servicio como amigo y para un amigo. El impulso a la amistad trasciende todas las convicciones del deber, y el servicio a un amigo para un amigo no puede ser llamado nunca sacrificio. El Maestro enseñó a los apóstoles que ellos son hijos de Dios. Los ha llamado hermanos, y ahora, antes de irse, los llama sus amigos.1945
Que nuestra unión con Jesús se refleje en nuestra paz interna y en nuestra alegría sincera y constante, para que podamos entregarla como agua viva a tantas almas sedientas, que aún ven esta vida como un valle de lágrimas en vez de hacer de ella una pradera de oportunidades y frutos apetitosos para el espíritu.
yolanda silva solano