Hoy descubrimos que tenemos compañeros guerreros. Compañeros fieles
y poderosos. Compañeros que libran sus propias batallas y nos dejan
librar las nuestras. Saben que podemos ganar, tienen confianza. Nos
transmiten la Fe que tienen en nosotros y eso es lo que hace que valga
la pena su amistad: asumen que triunfaremos y eso nos hace darnos
cuenta de que podemos hacerlo. Y lo hacemos. Lo hacemos porque así
como nuestra sombra no puede elegir el rumbo en el que nuestros pies
caminan, nuestros enemigos internos no pueden ser más fuertes que
nosotros. Porque sólo aparentan ser fuertes cuando les cedemos
nuestro Poder. Cuando logramos que nuestros enemigos internos nos
devuelvan el poder que les prestamos nos damos cuenta de que parecían
invencibles porque nosotros lo somos.
Hoy es el día en el que recordamos nuestra naturaleza Divina.
Hoy es el día en el que descubrimos que Dios circula a través
nuestro.
Hoy descubrimos que la Vida Sagrada está presente en todo lo creado
y que somos parte inseparable e indispensable de Ella. No somos
huérfanos desamparados. Somos hijos del Gran Padre y de la Gran
Madre. No somos víctimas de nuestros semejantes ni de las
circunstancias que se nos presentan. Somos guerreros. Guerreros hijos
del Gran Espíritu. Podemos vencer a cualquier enemigo. Escribimos los
capítulos de nuestra propia existencia. Pintamos los hechos que
queremos ver plasmados en el mundo. Cantamos las notas que nuestro
corazón quiere escuchar.
Hoy descubrimos que no estamos solos en el camino. Que Nuestro
Espíritu ha estado acompañándonos siempre, dándonos fortaleza,
infundiéndonos ánimo, guiando nuestros pasos hacia un destino
mejor…y dejándonos la libertad de elegir si lo escuchamos o no.
Sabiendo que escuchar su voz es escuchar nuestra propia voz a su nivel
más profundo. Sabiendo que nuestro pecho rebosará con el amor que
nos permitamos expresar. Que nuestras manos son sus manos, y que
pueden realizar milagros. Porque es un Poder Milagroso. Un Poder
Milagroso esperando que lo veamos así. Que lo sintamos así. Y que lo
usemos así.
Todo cuerpo necesita alimento y todo árbol necesita una semilla de
la cual emerger. Reconocemos al médico porque sana. Y como hijos del
Amor y la Sabiduría debemos vivir con fidelidad a lo que somos.
Nuestra felicidad y nuestra libertad dependen de ello. Qué hermosa
Realidad: que estemos a una decisión de vivir el Cielo en la Tierra.
Lo que siempre hemos querido, que el Gran Espíritu se manifieste en
el plano terrenal para poder verlo y oírlo: depende de nosotros. De
que nosotros Lo manifestemos. Y Hoy podemos manifestarlo.