Dios respeta a tal punto nuestro albedrío porque "el factor determinante de la diferencia de la presencia espiritual que existe en vuestro corazón y mente y consiste en la manera de vuestra elección, en las decisiones de vuestra mente y en la determinación de vuestra voluntad. Esta diferencia es inherente a las reacciones de libre albedrío de los seres personales inteligentes, seres a quienes el Padre Universal ha ordenado ejercer esta libertad de elección. Las Deidades son siempre fieles a las oscilaciones del péndulo de sus espíritus en la satisfacción y cumplimiento de las condiciones y demandas de este diferencial de elección de la criatura, ya otorgando más de su presencia en respuesta a un sincero deseo de la criatura, ya retirándose de la escena cuando las criaturas deciden adversamente en el ejercicio de su libertad de elección de otorgación divina. De este modo, el espíritu de la divinidad se vuelve humildemente obediente a la elección de las criaturas de los reinos.150" porque "Existe una ley básica de justicia en el universo que la misericordia encuentra impotente de eludir. No es posible que las generosas glorias del Paraíso sean recibidas por una criatura totalmente egoísta de los reinos del tiempo y del espacio. Ni siquiera el amor infinito de Dios podrá imponer la salvación de la vida eterna a una criatura mortal que no elija sobrevivir. La misericordia otorga dones con gran liberalidad, pero, después de todo, existen mandatos de la justicia que no pueden ser efectivamente ignorados ni siquiera por la fuerza combinada del amor y la misericordia.1639"
De allí que de nada nos sirve saber mucho o pertenecer a las más prestigiosas o masivas religiones y el ser doctos en los mejores libros revelados, si no somos capaces de ocupar esos conocimientos en nuestra vida cotidiana, dándoles el valor de supervivencia eterna, el cual sólo se adquiere cuando somos conscientes de lo que hacemos y para qué, pues " el yo es una realidad cósmica ya sea en forma material o espiritual. La actualidad de lo personal es el don del Padre Universal que actúa por sí mismo o a través de sus múltiples agencias universales. Decir que un ser es personal, es reconocer la individualización relativa de tal ser dentro del organismo cósmico. El cosmos viviente es un agregado integrado casi infinito de unidades reales, todas las cuales están relativamente sujetas al destino del todo. Pero se han dotado a los que son personales de una real elección de aceptación de destino o de rechazo de destino. La identidad mortal es una condición transitoria de tiempo y vida en el universo; es real sólo en cuanto la personalidad elige volverse un fenómeno universal permanente. Ésta es la diferencia esencial entre el hombre y un sistema de energía: el sistema de energía debe continuar, no tiene elección; pero el hombre es responsable de la determinación de su propio destino. El Espíritu residente es verdaderamente el camino al Paraíso, pero el hombre mismo debe tomar ese camino por su propia decisión, por su elección del libre albedrío.1232"
Pero ¿cuántas de nuestras acciones cotidianas son ejecutadas en un estado de despertar espiritual que nos permita darnos cuenta de las decisiones que estamos tomando? ¿Cómo hacer uso de nuestro albedrío si la mayoría de las veces ni siquiera somos conscientes que lo tenemos? No es posible despertar si primero no reconocemos que estamos dormidos y de la misma forma que usamos el despertador para que nuestro cuerpo físico se despierte, debemos hacerlo también con frecuencia con nuestra mente, para que despierte de ese sonambulismo en que el quehacer de la vida diaria nos somete. La oración y la meditación al comenzar el día, sin lugar a dudas que son de gran ayuda, pero no son suficientes. Cada uno debe ingeniar pequeños actos que nos ayuden a despertar durante el día, que sean un recordatorio de que para entrar en el Reino, lo que cuenta es nuestro deseo sincero de amar a nuestro Padre y a nuestros hermanos en todo momento y sin distinción alguna.
Debemos poner nuestra voluntad al servicio de la Voluntad divina, porque ya sabemos que Dios no va a presionarnos a ser perfectos, esa es una decisión netamente individual y personal que ningún libro, ni ninguna religión, ni entidad divina, pueden ejercer sin nuestro pleno consentimiento, el cual necesariamente debe manifestarse en obras concretas, como son los frutos del espíritu, los cuales no tienen nada que ver con la erudición, ni con el conocimiento intelectual porque ellos son: el amor, la alegría, la paz, la resignación, la dulzura, la bondad, la fe, la humildad, y la templanza. Tales mortales que son guidados por el espíritu y están divinamente iluminados, aun cuando caminan por los bajos senderos del sufrimiento y con lealtad humana cumplen con las obligaciones de sus deberes terrenales, han comenzado ya a discernir las luces de la vida eterna que centellean en las lejanas orillas de otro mundo; 382"
Ojalá recordemos con mucha frecuencia que "el Espíritu nunca obliga, sólo guía. Si eres un aprendiz voluntarioso, si quieres lograr niveles espirituales y alcanzar las alturas divinas, si sinceramente deseas alcanzar el objetivo eterno, entonces el Espíritu divino te guiará suave y amorosamente por el camino de la filiación y el progreso espiritual. Cada paso que des, debe ser de buena voluntad, cooperación inteligente y alegre. La dominación del Espíritu no está matizada jamás por la coerción ni comprometida por la compulsión.382
Entreguémonos pues libre y volitivamente a la guía de nuestro Espíritu residente, para que nos ayude a ser perfectros como lo quiere nuestro Padre
yolanda silva solano
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