SIÉNTETE COMO SI TE ESTUVIESES VOLVIENDO TRANSPARENTE, por así decirlo; como si no tuvieras la solidez de un cuerpo material. Ahora permite que el ruido, o cualquiera que sea la causa de la reacción negativa, te atraviese. Ya no golpea con una "pared" sólida en tu interior. Como he dicho, al principio es mejor practicar con cosas pequeñas: la alarma del coche, el ladrido del perro, los gritos de los niños, el atasco de tráfico. En lugar de tener un muro de resistencia dentro de ti, golpeado constantemente por cosas "que no deberían estar ocurriendo", deja que todo te atraviese.
Imagina que alguien te dice algo grosero o con intención de molestarte. En lugar de caer en la reacción inconsciente y en la negatividad, en lugar de atacar, ponerte a la defensiva o retirarte, deja que las palabras te atraviesen limpiamente. No ofrezcas resistencia. Es como si ya no hubiera nadie que pudiera sentirse herido. Eso es perdón. Así es como te vuelves invulnerable. Puedes seguir diciendo a esa persona que su conducta es inaceptable, si eso es lo que eliges. Pero esa persona ya no tiene el poder de controlar tu estado interno. Entonces eres dueño de ti mismo, no estás bajo el poder de otra persona, y tampoco te dejas controlar por tu
mente. Tanto si se trata de una alarma de automóvil, de una persona grosera, de una inundación, un terremoto o de la pérdida de todas tus posesiones, el mecanismo de resistencia es el mismo.
Sigues buscando fuera y no puedes dejar de buscar. Quizás el próximo curso tengas la respuesta; quizás esa nueva técnica. A ti, personalmente, te digo:
NO BUSQUES LA PAZ. No busques ningún estado diferente del que tienes; así no producirás conflicto interno ni resistencias inconscientes. Perdónate por no estar en paz. En el momento en que aceptas completamente tu falta de paz, la no-paz se transforma en paz. Cualquier cosa que aceptes plenamente te llevará allí, al estado de paz. Éste es el milagro de la rendición.
Cuando aceptas lo que es, cada momento es el mejor. Eso es iluminación.