SOLO ALARGAR LA MANO.
Si saben esperar, el árbol les da su fruto sin violencia.
No tendrán más que alargar la mano
y al tocarlo se desprenderá vencido por la
madurez.
¿A qué viene la impaciencia de muchos
que van al árbol y lo zarandean y lo golpean
y lo tuercen para que desprenda el fruto?
Y después de tomarlo en sus manos
lo ven verde, y al saborearlo lo sienten amargo
y dicen:
¡Este árbol es malo, vamos a cortarlo!
y yo les diría:
Grandes son aquéllos que saben el momento
y se preparan para él,
y pequeños son aquellos
que por su ceguera creen que todo es ciego.