Cuando mis hijos tengan autoconciencia de la seguridad de la presencia divina, esa fe les expandirá la mente, les ennoblecerá el alma, les reforzará la personalidad, les aumentará la felicidad, les profundizará la percepción espiritual, y aumentará su capacidad para amar y ser amados.
Libro de Urantia. Pág. 1766
Nuestro Padre que conoce todas nuestras carencias y limitaciones, no nos pide que seamos unos conocedores eruditos del Evangelio del Maestro, ni que seamos ricos o reconocidos por nuestros méritos, lo único que nos pide es que tengamos autoconciencia, porque todo lo demás se nos dará por añadidura, porque con ella nos hacemos conscientes de que "nuestro origen puede ser animal, pero que nuestro destino es divino 846" porque nuestra mente es la residencia del Espíritu, que desde el día de Pentecostés se quedó en el alma de cada ser humano, para mostrarnos el camino hacia el Padre.
"La autoconciencia humana implica el reconocimiento de la realidad de los yo distintos del yo consciente e implica ulteriormente que dicho reconocimiento es mutuo; que el yo sea conocido tal como él conoce. Esto se ilustra en una forma puramente humana en la vida social del hombre. Pero no puedes estar tan absolutamente seguro de la realidad de otro ser, como lo puedes estar de la realidad de la presencia de Dios que vive dentro de ti. La conciencia social no es inalienable como la conciencia de Dios; es un desarrollo cultural y depende del conocimiento, de los símbolos y de las contribuciones y de las dotes constitutivas del hombre: ciencia, moralidad y religión. Esos dones cósmicos, socializados, constituyen la civilización. 196"
El conocimiento consciente de nosotros mismos, nos permite que el Yo Superior sea quien comande los múltiples yoes de nuestra personalidad humana, pues "la autoconciencia es en esencia, conciencia entre Dios y el hombre, Padre e hijo, Creador y criatura. En la autoconciencia humana existen cuatro comprensiones latentes e inherentes de la realidad universal:
1. La búsqueda del conocimiento, la lógica de la ciencia.
2.- La búsqueda de los valores morales, el sentido del deber.
3. La búsqueda de los valores espirituales, la experiencia religiosa.
4. La búsqueda de los valores de la personalidad, la habilidad de reconocer la realidad de Dios como personalidad y la comprensión paralela de nuestra relación fraternal con las demás personalidades.196"
El tomar conciencia de que somos un todo con nuestro Creador, permite que nuestra vida común y corriente se transforme, en forma volitiva en algo grandioso, porque no solamente estamos preparando nuestra sobrevivencia eterna, sino que también a través de nosotros el Espíritu residente está creciendo en su propio nivel, porque "el hombre mortal, siendo una criatura, no es exactamente como el Ser Supremo, que es deidad, pero la evolución del hombre de alguna manera se asemeja al crecimiento del Supremo. El hombre crece conscientemente desde lo material hacia lo espiritual, por la fuerza, poder y persistencia de sus propias decisiones; también crece a medida que su Espíritu residente, desarrolla nuevas técnicas para alcanzar hacia abajo desde el nivel espiritual a los niveles morontiales del alma; y una vez que se origina el alma, ésta comienza a crecer en sí misma y por sí misma.1280"
Pero este crecimiento es lento, requiere de esfuerzo y perseverancia pues "la humanidad no asciende sin esfuerzos en el universo, tampoco evoluciona el Supremo sin acción inteligente y propósito. Las criaturas no alcanzan la perfección por la pasividad, ni tampoco puede el espíritu de la Supremacía factualizar el poder del Todopoderoso, sin el ministerio y servicio incesante a la creación finita. La relación temporal del hombre con el Supremo, es el cimiento de la moralidad cósmica, la sensibilidad universal al deber, y la aceptación del mismo. Ésta es una moralidad que transciende el sentido temporal del bien y del mal relativos; es una moralidad directamente basada en la apreciación autoconsciente de la criatura y de la obligación experiencial a la Deidad experiencial.1284"
Como podemos ver, tenemos un rol muy importante y necesario en los planes divinos, porque "la autoconciencia intelectual puede descubrir la belleza de la verdad, su calidad espiritual, no sólo en la consistencia filosófica de sus conceptos, sino más certera y seguramente por la respuesta infalible del Espíritu de la Verdad siempre presente. La felicidad resulta del reconocimiento de la verdad, porque puede ser actuada; puede ser vivida. El desencanto y la pena, se producen por el error, porque no siendo éste una realidad, no se puede lograr en la experiencia. La verdad divina se conoce mejor por su sabor espiritual 42" es decir, por esa paz interior, difícil de explicar con palabras, porque el sentir a Dios es una experiencia absolutamente personal, pues ella no nace del conocimiento de Dios sino del amor hacia nuestro Creador que se transforma "en una forma de vida y una técnica de pensamiento.1013"
La autoconciencia no se consigue por obediencia, sino a través de las pequeños pero grandes y continuos ejercicios de nuestra voluntad y albedrío, pues "el progreso en el universo se caracteriza por la creciente libertad de la personalidad, porque se relaciona con el logro progresivo, de niveles cada vez más altos de autocomprensión y de consecuente moderación voluntaria. El alcanzar la perfección de la moderación espiritual, equivale a la consumación de la libertad universal y de la libertad personal. 1460"
Esforcémonos por aumentar nuestros pensamientos y acciones conscientes, porque en la medida que lo hagamos "aumentará nuestra capacidad para amar y ser amados.1766"
yolanda silva solano