Vivir en armonía unos con otros, no significa que debamos dejaros absorber por la colectividad. No, nosotros somos un individuo bien diferenciado; pero conservando nuestra individualidad propia, debemos formar una unidad, trabajar para la unidad.
Si miramos las células del organismo: No son idénticas, no realizan las mismas funciones, una célula del corazón no es una célula del estómago, cada una mantiene su individualidad; pero sus afinidades, sus conexiones que se crean entre ellas en este estado de armonía, se llama salud. ¿Acaso es tan difícil de comprender?
No se puede pedir a un negro que se vuelva blanco; a un musulmán o a un budista, que se convierta en cristiano. En el pasado, los cristianos enviaron misioneros para convertir a todos los pueblos de la tierra, ¡y cuánta violencia tuvieron que usar para lograrlo!
Todos los humanos deben conservar sus particularidades y sus diferencias; pero al mismo tiempo, establecer entre ellos unos vínculos gracias a los cuales forman un Todo en el mundo Divino."