UNA LUZ DENTRO DE MÍ
Cuando me miré por dentro
temí no encontrar la luz
pero, aunque muy diminuta,
la vi, formando una cruz.
Era una cruz luminosa,
pequeña, pero muy bella,
y se encontraba en mi pecho
brillando como una estrella.
Cada vez que la miraba,
ella me miraba a mí
y su brillo se aumentaba
y mi ser acariciaba
y yo me sentía feliz.
Ahora, esa luz ha crecido
y yo he crecido también;
ella el control ha asumido
y voy siendo dirigido
feliz, traspuesto y transido
por el sendero del bien.
EL VIAJE INTERIOR,
Francisco-Manuel Nácher López
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