ABRE TU ALMA
Abre de par en par, sin ningún miedo,
las puertas y ventanas de tu alma,
que el contacto directo con el cielo
la llene toda de su dulce calma.
Que nunca te limite un credo férreo
ni una fe ciega, irracional y amarga;
que no te asusten con el fuego eterno
ni con penas sin fin, que no se acaban.
No te dejes vencer por quienes dicen,
porque creen ya su gloria asegurada,
que Dios es un ser duro y vengativo
y que Su ira es temible y no se aplaca,
pues Dios es todo amor, todo ternura,
todo cariño y todo bienandanza.
Dios es un padre y, como padre, espera
y ayuda y aconseja y vela, y paga
con comprensión y amor tus veleidades
hasta el punto de dar Su vida en arras.
Tú sé bueno y disfruta de la vida
y de cuanto de hermoso ella regala.
Sé hermano de tu hermano, sin rencores,
cualquiera sea su ofensa o su amenaza,
disculpando, lo mismo que hace el Padre,
que sabe disculpar todas tus faltas.
Porque tu hermano aún no es un ser perfecto
y a ti, para ello, aún sabes que te falta,
y, tanto él como tú tenéis delante
una senda que andar, no transitada.
Y esa senda, que al cielo se encamina,
es mil veces mejor saber hollarla
cogidos de la mano, como hermanos,
que enfrentados y sin avanzar nada.
Pero, insisto, no creas, que no existen,
limitaciones a tu vida sana;
sueña y realiza todos esos sueños
y sé feliz y vive y goza y canta,
pues cuanto aquí la Tierra nos ofrece
es, en principio, bueno para el alma
y debes aprender a utilizarlo
para tu bien y el de los que tú amas,
que deben ser el resto de los hombres
que viven sin saber de qué se trata
y se angustian, sin norte y sin certeza
de que valga la pena lo que hagan.
Escucha con deleite los cantares
que bajan de los cielos con el alba
y báñate en sus sones amorosos
y reconforta así toda tu alma.
Goza con la visión de los colores
que, por doquier, saludan la mañana,
y baila con los ángeles del cielo
feliz, como ellos hacen, con confianza.
Impregna con las dulces vibraciones
que el Dios del cielo por doquier derrama
por que todos Sus hijos las reciban,
el cuerpo, el corazón, el ser y el alma.
Da siempre lo mejor que de ti puedas;
no te ocupes de credos ni de dramas;
cree sólo aquello que comprendas
pues sólo si comprendes, luego amas.
Y es mil veces mejor amar sabiendo
que por obligación nunca aclarada
o por fe ciega, vana y egoísta
o por pura ignorancia, nada sana.
Tú estudia, reflexiona y sé tú mismo
sin pretender los bienes ni la fama
y cumple tus deberes con empeño
que lo demás vendrá como una dádiva;
tú siente a Dios, que allí siempre se encuentra,
en tu pecho, en tu mente y en tu alma,
y déjate llevar por Su cariño
y deja te acaricie Su mirada.
Mira sólo lo bueno de tu entorno,
piensa sólo lo bueno y lo que sana,
habla sólo lo bueno y positivo
y haz lo bueno sin miedo y sin desgana.
Lo demás es de Dios, que sabe siempre
qué hacer con Sus criaturas a las que ama.
...Y sé feliz, sabiendo que mil manos
se tienden con amor cada mañana
para ayudarte en tu vivir diario
sin exigir, en recompensa, nada,
tan sólo por amor, porque es lo justo,
y, porque amar sin miramiento mana
de cada cosa que en el mundo existe,
porque, en el mundo, cada cosa ama.
Porque Dios es amor y por amor
y sólo por amor, amor que hermana,
a todo lo que existe dio la vida
y todo, sin descanso, al amor canta.