El verdadero destino del hombre, consiste en la creación de metas nuevas y espirituales.
Libro de Urantia. Pág.141
Hay una meta que Jesús nos trajo como la Buena Nueva, pero que desgraciademente los hombres hemos ignorado o desfigurado, porque para ser perfectos como lo es nuestro Padre, no necesitamos someternos a un régimen especial de comida o a rezos, meditaciones y ritos en horas o días determinados, porque la única verdad es que "El verdadero Dios, no está lejos, es parte de nosotros, su espíritu habla desde dentro de nosotros. 45" pues Jesús vino a enseñarnos como amar a Dios como nuestro Padre y a los todos los hombres, sin distinción alguna, como nuestros hermanos y no bastaron sus palabras, El nos enseñó con hechos, como hacerlo y por eso antes de partir de este mundo, nos dejó el Espíritu de la Verdad que “ en cierto sentido, este espíritu es el espíritu del Padre Universal, como del Hijo Creador. 2061"
Este acontecimiento, cambió para siempre nuestra relación con Dios, pues de un dios lejano, se convirtió en el amigo cercano que mora en la mente de todos los hombres. Porque sin duda que “ el misterio más grande e impenetrable de Dios, es el fenómeno de la residencia divina en la mente de los mortales 26" pues“Dios hace contacto directo, con la mente del hombre y le otorga una parte de su ser infinito y eterno e incomprensible, para que viva y habite dentro de él. Dios se ha embarcado en la aventura eterna con el hombre.”64 Pero, no es suficiente que el Dios more en nuestra mente, es preciso que reine en nuestro corazón, porque si bien es cierto que “no podemos buscar a Dios, por medio del conocimiento, lo podemos conocer en nuestro corazón por medio de la experiencia personal.”1453 porque “no es tan importante que conozcáis el hecho de Dios, como que crezcáis cada vez más, en la habilidad de sentir la presencia de Dios” 1733
Es justamente este “sentir” a Dios en nuestros corazones, lo que hoy en día, nos hace falta a los creyentes, para ser capaces de entregar a nuestros hermanos el agua viva que Jesús nos dejó en el evangelio. Nos conformamos con una religión de prácticas establecidas o de lecturas programadas y hemos olvidado el diálogo íntimo y personal con quien más nos ama. Deberíamos ser como los ciegos que creen en el sol, no porque lo ven, sino porque lo sienten, como una experiencia personal.
“Cuando empecéis a encontrar a Dios en vuestra alma, pronto comenzaréis a descubrirlo en el alma de otros hombres y a su debido tiempo, en todas las criaturas y creaciones del universo” 1733 porque hay una inmensa diferencia en hacer las cosas por obligación a un mandato, que cuando nacen del corazón, por una comprensión profunda del amor que nuestro Padre nos tiene, porque “ el ser humano maduro, pronto comienza a ver en todos los demás mortales con sentimientos de ternura y con emociones de tolerancia. Los seres maduros, tratan a los seres inmaduros con el amor y la compasión, que un padre tiene para con sus hijos.” 1773
Amar a nuestros hermanos, deja entonces de ser un mandamiento y se transforma en una consecuencia lógica, del amor real que sentimos por nuestro Padre, pues nos resulta incomprensible “regocijarnos en la paternidad de Dios, si rechazamos la fraternidad de nuestros hermanos”1458 porque “la comprensión de la filiación es incompatible con el deseo de pecar. Los creyentes en el reino, tienen sed de rectitud y hambre de perfección divina.” 1683 pues “ cada día que vive un verdadero creyente, le resulta más fácil hacer lo que es recto.” 1740
Ya es hora pues, que abandonemos los ritos, las oraciones aprendidas y repetidas sin significado alguno y nos fijemos nuevas metas para aprender a conversar con nuestro Padre como nuestro mejor amigo, en vez de nuestros acostumbrados monólogos que habitualmente se transforman en peticiones egoístas.
Conversar con Dios, es escuchar a Dios en el silencio de nuestra alma, es dialogar de la misma forma que lo hacemos con un padre, mejor aun, en la forma que lo hacemos con un amigo, pues desgraciadamente hoy en día el diálogo entre padres e hijos no es un buen ejemplo de mencionar, pues hay mas incomunicación que conversación entre ellos.
Creo que gran parte de los males que asolan al mundo, es porque nosotros hemos actuado como hijos ingratos, al igual que hoy hacen tantos, que llevan a sus padres a un asilo y que en el mejor de los casos, los van a ver muy de vez en cuando, pero que la mayor parte del tiempo, su corazón está muy lejos de ellos. Nosotros al igual que esos mal hijos, también hemos relegado a Dios a los templos y desterrado de nuestro corazón. No hay una convivencia diaria, hemos creado una tremenda inconsecuencia, entre lo que decimos creer y nuestra forma de vida y por eso el evangelio del reino aún no tiene la fuerza necesaria para cambiar al mundo y sus valores. Dios está en nuestros labios, pero no está presente en nuestra vida cotidiana.
¡ Abramos nuestra mente y nuestro corazón para recibir a este Amigo que está aguardando que le demos nuestra amistad, más que nuestras plegarias, si lo hacemos en forma sincera, veremos con asombro como cambia nuestra vida y ella deja de ser algo rutinario y se convierte en la maravillosa aventura de querer ser perfectos como lo es nuestro Padre
yolanda silva solano
|