El cambio interior dará paso a este cambio exterior. Nuestro corazón limpio aportara lo necesario para que la Tierra nazca nuevamente. Estamos muriendo a cada instante, todo en la vida tiene un término que da paso a un nacimiento, cada segundo es una nueva vida.
Esa conciencia primordial en confianza es el estado del que nos privamos por querer saber con la mente, más que sentir que es la vida. En la naturaleza, todo animal, toda planta, toda roca, todo es una conciencia de vida, aunque nosotros no lo sintamos todavía.
Ellos están en este viaje al igual que nosotros, pero con la diferencia de que su conciencia es pura y por eso pueden fluir y navegar en la corriente de una energía que no se detiene. La extinción, la muerte de especies no responde más que al cambio para que nuevas formas ser manifiesten. Y en este reino de confianza nos podemos referir al vuelo casi sin forma y errático de una mariposa, que casi parece que no sabe volar, porque creemos saber cómo se debe volar.
La vida de la mariposa es igual que su vuelo, aparentemente errático, indefinido, extraño, casi sin objetivo claro porque su vuelo final no dura más que unos días. Ella es una maestra del no miedo, de la confianza ante la vida, de la muerte permanente porque no le teme al cambio. Y nosotros nos estamos dando la oportunidad de volar de la misma manera, porque quisimos que un cambio mayor se manifestara, pero ahora estamos aterrados ante los sucesos externos, ante lo que sufre el planeta… y ¿cómo sufre la mariposa en su corta existencia? De larva que se arrastra a un capullo que la aprisiona…, y todo esto para un vuelo de cortos días. Si leemos sin juicio lo que la vida nos muestra día a día, desde la vida de una mariposa hasta las catástrofes más dolorosas, podremos ver en ello los colores y la belleza de algo nunca antes considerado por nuestro corazón temeroso…, una nueva conciencia que está dando paso a una nueva forma, una sin apariencia conocida. Y no se trata de sentarse a ver qué pasa afuera, sino de que brillemos en nuestro interior con mayor fuerza, en confianza y sin miedo a brillar. Esa luz se entrega al proceso, pero no controla…
Somos hijos de nuestras decisiones, y la primera que tomamos es estar aquí en estos tiempos, por lo tanto honremos a quienes nos dieron su lugar, y entreguémonos a esa conciencia primordial de confianza. No más miedo a lo que vendrá porque nadie lo conoce, y mientras más queramos darle una forma determinada por el juicio de lo que es bueno o malo, mas limitamos la manifestación de los prodigios que somos capaces de crear.
El futuro no existe y nadie puede si quiera controlarlo. Solo hay posibles futuros que nacen de nuestro estado interno actual. Si estamos en miedo y en lucha, eso crearemos, si estamos en confianza y en amor, eso se manifestara…, porque somos nosotros los dueños de nuestro destino, somos magos y magas, maestros y maestras.
¿Te atreves a creer en eso?
¿Te atreves a creer que para la energía universal de amor, no hay bueno ni malo, sino solo experiencias?
¿Te atreves a creer que todo está bien en ti en este preciso momento en que lees?
¿Te atreves a creer que todo está en orden?
¿Te atreves a creer que todo el futuro está en tu interior, y que será hermoso en la medida en que más vivas y disfrutes de tu presente?
¿Te atreves a morir a las creencias sociales para dar paso a tus propias respuestas?
¿Te atreves a ver tu oscuridad sin juicios, y reconocer la luz que brilla en ella?
¿Te atreves a despertar del sueño?
¿Te atreves a ver a Dios en tus ojos?
¿Te atreves a ser el maestro de tu vida y dejar de preguntar a los demás como se deben hacer las cosas para lograr la felicidad?
¿Te atreves a dejar de temer producto de lo que sucede en el mundo?
¿Te atreves a volar como te salga, sin forma alguna?
¿Te atreves a ser libre?
Honra tus respuestas. Un sí o un no, dichos con verdad, son el primer paso para nuestra libertad.
Un abrazo desde mi corazón
María Inés
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