Hay un lugar donde todos llegaremos, los rapidos
y los lentos
Y allí los rápidos esperarán por primera vez a que los lentos les contemos cómo fue
vivir...
No sé por qué, pero últimamente me detengo en las cosas más que de costumbre... y me gusta detenerme. Miro cada detalle, cada movimiento. Cuento los tiempos de espera, y así, en cámara lenta, voy descubriendo paisajes que no conocía. Hay vientos, brisas, colores, oscuridades. Hay gente, y miro sus ojos. Casi todos buscando respuestas a su ansiedad, casi todos en una constante seducción a mansalva con el resto del mundo. Van y vienen, se ríen, no se ríen, hablan, gesticulan, buscan, pasan...No saben lo que se pierden...
¿Tomarán conciencia de que cada movimiento que hacen, por minúsculo que sea, puede separar el aire? ¿Sabrán que cada paso que dan, por rápido que sea, deja una huella? ... Una huella que dice: "Por aquí pasó alguien". (Mi amiga Mónica lo descubrió hace poco, cuando volvió a su escuela después de 25 años. "¿Sabés qué hice? - me dijo -, toqué los escalones: por allí pasé yo".) ¿Sabrán que cada palabra que dicen ocupa un lugar que hasta ese momento lo llenaba un silencio? Y yo sigo allí... observo. Sé que no voy a tener respuestas, porque jamás voy a preguntar nada. A veces me siento metida en un mundo al que no pertenezco.
Definitivamente "yo voy en cámara lenta". Pero es tan maravilloso sentir el espacio abriéndose a mi paso como si me temiera... o como si me amara. Y para colmo respiro hondo, me lo tomo todo, hasta las toxinas. Toco imaginariamente el cielo con mi cabeza...
Obviamente, no debo estar del todo bien, me doy cuenta de que, además de ir en cámara lenta, voy a contramano. Por eso no te asustes si te miro y me detengo allí por un rato, o si te acaricio lentamente y cierro los ojos. O si nos abrazamos, y te pido que no me sueltes todavía... que esperes un poquito más. Es solamenta para poder respirarte. Creo que tengo una necesidad inmensa de trabajar para tener recuerdos. Palabras guardadas, el ritmo de tu corazón.
Recuerdos que respalden mi vida. Recuerdos que pueda contar con todos los dolores y alegrías.
Descubrí... que no es lo mismo pasar por la vida que vivir. Que no es lo mismo mirarte a los ojos, que entender lo que ellos dicen. Y que es lo mismo el cielo que esta tierra verde. Tu sonrisa, que la luna llena. Yo quiero guardar, acumular, tener un archivo de paisajes y sensaciones reales. Ése será mi capital, mi tesoro. La velocidad contagia como una plaga, y yo sé que estoy inmunizada.
Sigo... canto mi propia canción y me atropellan multitudes veloces. ¿Se reirán de mí? Confieso que a veces yo lo hago y no está mal. Porque la imperfección siempre causa risa o causa desconfianza. Acabo de darme cuenta de que estoy de curiosa en este mundo. Por eso...
... Cuando pases a mi lado, tratá de ralentar el paso aunque sea una semicorchea, y sé que es mucho pedir, pero es que... quiero que formes parte de mis recuerdos. Quiero guardar la sensación de tu proximidad. Y no sé, dejo abierta la duda, aunque solamente el tiempo será testigo: "Dentro de nuestra posibilidad de guardar la vida, espero que nos demos un hermoso lugar. Quiero creer que nos llevaremos en el corazón para que podamos contar que por allí pasé y que por aquí pasaste". Yo... seguiré mi camino con mi lentitud, a contramano, curioseando la vida.
Y vos, con tu velocidad a cuestas, que quién sabe a dónde te habrá llevado. Pero no importa...
"Hay un lugar donde todos llegaremos, los rápidos y los lentos. Y allí, los rápidos esperarán por primera vez, que los lentos les contemos cómo fue vivir".
Yo por mi parte diré que fue maravilloso, entre otras cosas, porque desde que te conocí, te guardé... y todavía te tengo.