Existe una profunda conexión entre la paz y la felicidad. Si no soy feliz, no puedo ser realmente pacífico. La cara revela la felicidad del alma. La felicidad no es algo que pueda permanecer escondido. La cara revela los sentimientos y las intenciones. Sea que hablemos o no, hay aspectos nuestros que hablan por sí mismos y uno de ellos es la expresión de la cara. Cuando hablamos, el corazón y la mente hablan junto con la boca.
La felicidad espiritual es felicidad ilimitada. Tanto como damos, recibimos incluso más. Nadie puede reducir mi felicidad porque proviene de una fuente imperecedera. Podemos tomar tanta felicidad como queramos del océano de la felicidad. Tomando espiritualidad de la fuente eterna nos convertiremos en un donador de felicidad.
Así que tenemos que centrar la atención en permanecer felices y dar felicidad. Conscientes de que ésta es felicidad espiritual e ilimitada. En esta consciencia elevada, incluso si alguien nos dice algo ofensivo o nos critica, no nos afectará. Permanecer en esta consciencia nos capacitará a permanecer contentos. Entonces no necesitaremos que las situaciones o las personas nos satisfagan temporalmente a fin de que podamos sentirnos contentos. En lugar de eso, permaneceremos en un estado de paz constante llena de satisfacción. Nadie se tendrá que preocupar de mí.
Incluso si cometí un error ayer, es el error de ayer así que tengo que olvidarlo y avanzar. Convertirlo en un peldaño para ascender en mi estado interior. Recordar las cosas del pasado es un gran error. Una consciencia elevada es pensar que estamos en una peregrinación hacia nuestro destino espiritual y he de mantener enfrente la meta y objetivo, el estado de perfección y liberación espiritual.
Cuando el alma pone esta profunda atención en crear este estado de felicidad constante y natural, recibe mucha ayuda sutil. Ahora es el tiempo para permanecer en profunda paz y felicidad y a la vez, es la necesidad del momento, lo que el mundo más necesita. El ser necesita disfrutar de estos tesoros y el mundo necesita que los compartamos con generosidad