Podemos dividir cada tipo de felicidad y de sufrimiento en dos categorias importantes: mental y física. En casi todos nosotros es la mente la que ejerce la mayor influencia. A menos que estemos gravemente enfermos o sufriendo privaciones básicas, nuestra condición física juega un rol secundario en la vida. Si el cuerpo está contento, virtualmente lo ignoramos. La mente, sin embargo, registra cada evento por mas pequeño que sea. Por lo tanto, debemos dedicar nuestros más sinceros esfuerzos a obtener paz mental.
Desde mi muy limitada experiencia, descubrí que se llega a los niveles más elevados de tranquilidad interior gracias al desarrollo del amor y la compasiòn.
Cuanto más nos preocupamos por la felicidad de los otros, mas grande se torna nuestra sensaciòn de bienestar. Cultivar un estrecho y cálido sentimiento hacia los otros hace que automaticamente nuestra mente se alivie; nos ayuda a remover miedos e inseguridades y nos da la fuerza necesaria para vencer cualquier obstáculo. Es la fuente fundamental de éxito en la vida.
Mientras vivamos en este mundo, estaremos expuestos a encontrarnos con dificultades. Si en esos momentos perdemos la fe y nos desesperanzamos, disminuimos nuestra habilidad para enfrentar problemas. Si, por otro lado, recordamos que no somos solamente nosotros, sino todos quienes padecen sufrimientos, esta perspectiva va a incrementar nuestra determinaciòn y capacidad para superar obstáculos. Sin duda, con esta actitud, cada nueva dificultad puede ser tomada como una valiosa oportunidad de mejorar nuestra mente.
De este modo, podemos esforzarnos para ser gradualmente más compasivos, lo que significa que podemos desarrollar una genuina solidaridad con el sufrimiento de otros y ayudarlos a aliviar su dolor. Como resultado, crecerán nuestra propia serenidad y fortaleza. TENZIN GYATSO (el décimo cuarto Dalai Lama)