El fervor sin amor es siempre perjudicial para la religión.
Libro de Urantia. Pág.1089
La frase de hoy pareciera ser incongruente, porque ¿qué podría fortalecer más a la religión que el fervor? Lo que pasa, es que muchas veces confundimos el fervor y el misticismo, motivado por las emociones mediáticas como algo real, lo cual es solo una ilusión, si esas emociones no se traducen en algo concreto, como son las obras, los frutos del espíritu que nos habla Jesús y por los cuales que seremos reconocidos como sus discipulos, y ellos no son cosas etéreas o imaginadas, sino por el contrario son virtudes sutiles, pero a la vez muy concretas, porque todas tienen que ver con la relación que tenemos con nuestros hermanos, como son: "el amor, la paz, la tolerancia, la dulzura, la bondad, la humildad, la equidad y la fe.381"
El fervor de fines de semana o de momentos puntuales de meditación, sin lugar a dudas que nos ayuda, siempre y cuando no nos quedemos en sólo sentir porque "El crecimiento espiritual está mutuamente estimulado por la asociación íntima con otros religionistas. El amor provee el terreno para el crecimiento religioso y es un aliciente objetivo en lugar de la gratificación subjetiva, porque la religión verdadera, ennoblece la rutina común de la vida diaria.1094" Si el fervor queda limitado a las paredes de un templo, es una emoción muerta, porque " la prueba de verdadero desarrollo espiritual consiste en la exhibición de una personalidad humana motivada por el amor, activada por el ministerio altruista y dominada por la adoración sincera, de los ideales de perfección de la divinidad. Y toda esta experiencia constituye la realidad de la religión, en contraste con las solas creencias teológicas.1095"
El mundo está lleno de creyentes de los más diversos credos y filosofías, si analizamos sus principios, ellos son todos buenos porque de una u otra forma tratan de llevar al hombre a su superación, pero no es suficiente el conocer estos principios, es preciso incorporarlos a nuestro vivir cotidiano, pues " la religión está designada para cambiar el medio ambiente del hombre, pero mucho de lo que se llama religión entre los mortales, hoy en día se ha vuelto incapaz de hacerlo.1132 de allí la urgencia de tomar conciencia, de que ni el fervor ni el misticismo por si solos, pueden hacernos cambiar como individualidades, ni mucho menos ayudar a este mundo tan sediento de agua viva.
" La sensación de seguridad religiosa es más que un sentimiento emotivo. La seguridad de la religión trasciende la razón de la mente, aun la lógica de la filosofía. La religión vive y prospera, entonces no por la vista y el sentimiento, sino más bien por la fe y el discernimiento interior. Consiste, no en el descubrimiento de nuevos hechos o en el hallazgo de una experiencia única, sino más bien en el descubrimiento de significados nuevos y espirituales de los hechos ya bien conocidos por la humanidad. La experiencia religiosa más elevada no depende de actos previos de creencia, tradición y autoridad; tampoco es la religión el vástago de sentimientos sublimes y emociones puramente místicas. Más bien, es una experiencia profundamente honda y real de comunión espiritual con las influencias espirituales residentes en la mente humana, y en cuanto dicha experiencia se pueda definir en términos de psicología, es simplemente la experiencia de experimentar la realidad de creer en Dios como la realidad de tal experiencia puramente personal.1105"
El fervor, el misticismo sin un profundo amor hacia nuestros hermanos, no es más que un autoengaño, pues la verdadera adoración es "la técnica de buscar en Dios, la inspiración para servir a muchos.1616" porque las palabras de Jesús a sus apostóles siguen teniendo la misma vigencia que ayer: "Yo os digo, cuidaos del fermento de los fariseos y los saduceos. No os engañéis por su exhibición de gran conocimiento y por su profunda lealtad a las formas de la religión. Preocupaos solamente por el espíritu de la verdad viviente y el poder de la religión verdadera. No es el temor de una religión muerta lo que os salvará, sino más bien vuestra fe en una experiencia viviente de las realidades espirituales del reino. No os dejéis enceguecer por el prejuicio ni paralizar por el miedo. Tampoco permitáis que la reverencia por las tradiciones, pervierta vuestra comprensión que vuestros ojos no vean y vuestros oídos no oigan. No es propósito de la religión verdadera simplemente traer paz, sino más bien, asegurar el progreso. No puede haber paz en el corazón ni progreso en la mente, a menos que os enamoréis de todo corazón de la verdad, de los ideales de las realidades eternas. Los asuntos de la vida y de la muerte se exponen ante vosotros. Los placeres pecaminosos del tiempo, contra las realidades justas de la eternidad. Aun ahora, deberíais comenzar a liberaros de la esclavitud del temor y de la duda al entrar a vivir una nueva vida de fe y esperanza. Cuando los sentimientos del servicio para con vuestros semejantes surjan en vuestra alma, no los ahoguéis; cuando las emociones del amor por vuestro prójimo desborden en vuestro corazón, expresad estos impulsos de afecto en un ministerio inteligente de las necesidades auténticas de vuestros semejantes».1745"
yolanda silva solano