No soy Dios ni pretendo jugar a Dios.
Sólo Él puede llevarte con seguridad a la otra orilla.
Pero sí quiero ser el puente que
haga más fácil tu trayecto.
Si tienes miedo, pasa sobre mis hombros.
Si no quieres correr riesgos,
usa mis hombros.
Si encuentras que no conviene pasar solo,
usa mis hombros. Si me balanceo, no tengas miedo.
Dios me colocó en tu camino para
ayudarte a cruzar el río de la vida.
No vaciles en pisar solamente en mí.
Y cuando estés por llegar, si quieres,
recógeme. Pero si me entiendes bien,
déjame en donde estoy: otros pasarán
por mí, como tu pasaste.
Pero quiero que continúes en
tu caminar. Soy tu puente para
muchas travesías de la vida.
Si me quieres, entonces,
puedes llamarme amigo.
Ten calma.
Ten calma, desacelera el ritmo
de tu corazón silenciando tu mente.
Afirma tu paso con la visión del futuro.
Encuentra la calma de las montañas.
Rompe la tensión de tus nervios y
músculos con la dulce música de
los arroyos que viven en tu memoria.
Vive intensamente la paz del sueño.
Aprende a tomar vacaciones de un
minuto, al detenerte a mirar una
flor, al conversar con un amigo,
al contemplar un amanecer o al
leer algunas líneas de un buen libro.
Recuerda cada día la fábula de la
liebre y la tortuga, para que sepas
que vivir más intenso no quiere decir
vivir más rápido y que la vida es
más que aumentar la velocidad.
Voltea hacia las ramas del roble
que florece y comprende que
creció grande y fuerte
porque creció despacio y bien.
Ten calma, desacelera el paso y
echa tus raíces en la buena tierra
de lo que realmente vale,
para así crecer hacia las estrellas.
Hellen keller
(ciega , sorda y
muda de nacimiento)