Respuesta:
Eso depende de la clase de espíritu desencarnado a que se refiera el
preguntante.
Cuando el hombre muere es exactamente el mismo que era antes, con la sola excepción de
que no tiene cuerpo denso y, por consiguiente, es perfectamente posible que pase a través
de un muro o una montaña. Pero no puede pasar a través de la Tierra.
Es un hecho muy conocido que aunque muchos clarividentes y psíquicos ordinarios puedan
dar muchos detalles de las visiones y escenas del Mundo del deseo, dan muy pocas
informaciones concernientes al interior de la tierra, porque los clarividentes se encuentran
con que al intentar entrar en la Tierra hay algo que les produce el mismo efecto que si se
golpearan contra un muro. Eso es debido a que la Tierra es el cuerpo de un gran espíritu y
nadie puede aproximarse a su interior salvo por el sendero de la iniciación. Hay nueve
estratos de diverso espesor en la Tierra en torno del corazón central, el que forma, por
decirlo así, el décimo, y en los Misterios Menores hay nueve grados y en cada grado el
candidato es capaz de entrar en el correspondiente estrato de la Tierra mientras que la
décima iniciación pertenece a los Grandes Misterios, que tienen cuatro divisiones. La
primera enseña todo cuanto el hombre puede conocer en el Período Terrestre; la segunda de
las grandes iniciaciones da el conocimiento que la humanidad habrá obtenido al final del
Período de Júpiter; la tercera de las gran des iniciaciones da la sabiduría que la humanidad
obtendrá al final del Periodo de Venus y la cuarta termina la evolución del actual plan
evolutivo. El iniciado de cuarto grado se encontrará en la misma situación que la
humanidad del Período de Vulcano. Entonces sabrá todo lo que la Tierra contiene en esta
encarnación y en las manifestaciones futuras. Los Misterios Menores le habrán enseñado
también la evolución desarrollada en los tres períodos anteriores al actual Período Terrestre.
Estos secretos son los que están encerrados en la Tierra, hasta que el hombre haya abierto la
puerta por sí mismo en la forma conveniente, así que ningún espíritu, esté en el cuerpo o
esté desencarnado, puede ver lo que está en el interior de la Tierra hasta que las puertas de
la iniciación hayan despertado sus facultades latentes.