La muerte cuesta tanto porque no se contempla como parte del movimiento natural de la vida. Nos parece que no podemos dominar la vida porque no tenemos una educación de la muerte. Sin embargo, no se puede hablar de fracaso ante algo inevitable. No se nos puede ocultar desde pequeños que la vida tiene un final.
Dentro del movimiento de la vida están el nacimiento y la muerte, pero apenas se tiene información de la muerte, pero cuando perdemos a alguien nos sentimos indefensos o descolocados y no sabemos si lo que nos sucede es normal. Es conveniente que los niños crezcan pensando que la muerte es algo natural, no como un tema tabú, y que hablen de ella con sus progenitores con absoluta normalidad.
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