"Según las circunstancias, debemos saber mostrarnos indulgentes o severos. La vida en sociedad se basa en este equilibrio. Cualesquiera que sean las cualidades que posea, aquél que se muestra siempre severo o siempre indulgente, no hace más que complicar las situaciones.
La firmeza y la dulzura se hallan evidentemente en oposición permanente entre sí, y no se puede pedir que sean algo distinto de lo que son. Ambas son necesarias, y para utilizarlas
correctamente
puedo indicarles un método. En el mismo instante en
que deban actuar con severidad, despierten al mismo tiempo la indulgencia en su corazón, si no se vuelven duros e injustos. Y viceversa, cuando quieren manifestar indulgencia hacia una persona, permanezcan lúcidos y hagan sentir a esta persona que no dejan que se aproveche de ustedes, para que no imagine que son débiles y que puede permitírselo todo. En efecto, siempre hay que buscar un equilibro, y esto es lo difícil." Omraam Mikhaël Aïvanhov |