Es el Alma la luz de nuestro sino y es el Cuerpo el bajel que la transporta inmersa como sangre en nuestra aorta dando vida a los tramos del camino.
Busco hallar en mi vida ese destino donde encuentre la paz que me conforta, donde alcance la luz que me reporta la conciencia de ser en lo divino.
No somos alma errante que transita por parajes inmersos en la suerte o entre manos de aquellos que gobiernan.
Somos seres con vidas que se alternan entre ciclos surgidos por la muerte de aquello que a sus almas las limita.
El Cuerpo es a nuestra Alma como la Sombra al Árbol. No busques sólo cobijo, nútrete de sus raíces.
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