Durante demasiado tiempo las religiones nos enseñaron, que el dinero era poco menos que contrario a la espiritualidad y se hacía una verdadera oda a la pobreza y al sufrimiento, mientras unos pocos se enriquecían a costa de la creencia de muchos. Entre las cosas que Jesús quiso enseñarnos mientras fue uno más de nosotros, fue a valorar el dinero y a preocuparnos por las necesidades económicas, al punto que llegó a postergar su vida pública de predicación, hasta no estar seguro de que su familia tenía un tranquilo pasar económico, porque El sabía muy bien que: "mientras os dedicáis a la obtención de las realidades eternas, debéis también disponer para las necesidades de la vida temporal. Aunque el espíritu sea nuestra meta, la carne es un hecho. Ocasionalmente, puede que lo necesario para vivir caiga en nuestras manos por casualidad, pero en general, debemos trabajar con inteligencia para conseguirlo. Los dos problemas principales de la vida son ganarse la vida temporal y obtener la supervivencia eterna. Aun el problema de ganarse la vida necesita de la religión para su solución ideal. Estos dos problemas son altamente personales. La verdadera religión de hecho, no funciona separada del individuo.1778"
El dinero, el buen pasar económico no se consigue solamente mediante oraciones piadosas, el hacerlo puede ser un gran escapismo para no enfrentar los verdaderos problemas a los cuales por algo nos somete la Maestra Vida, pues "se requiere inteligencia para garantizarse uno mismo una porción de las cosas deseables de la vida. Es totalmente erróneo suponer que la fidelidad al trabajo diario asegura las recompensas de la riqueza. Aparte de la adquisición ocasional y accidental de la riqueza, las recompensas materiales de la vida temporal fluyen en ciertos canales bien organizados, y sólo los que tienen acceso a estos canales pueden esperar ser bien recompensados por sus esfuerzos temporales 1779."
Nuestro subconsciente tiene mucho que ver con nuestra situación económica, debemos convencernos que como verdaderos hijos de Dios debemos disfrutar de un pasar económico holgado, porque Dios es abundancia en todos los sentidos y porque él desea lo mejor para nosotros, pero a la vez debemos debemos hacernos merecedores a sus dones, evitando las quejas y dejando de culpar a otros de lo que nos ocurre, porque lo primero para tener éxito, es reconocer los propios errores para no volver a repetirlos, porque "La vida será una carga pesada a menos que aprendas a enfrentar los fracasos con donaire. Es un arte aceptar las derrotas. Debes saber como aprender sin perder el camino ni el ánimo, no debes temer al desencanto. 1779" y la mejor manera de hacerlo, es transmutando lo negativo en positivo, porque "ninguna experiencia valiosa ocurre jamás en vano, ningún significado verdadero perece jamás.1200" Pero para que la ley de Causa y Efecto cumpla su cometido, es preciso tomar conciencia de nuestra conducta, porque la vida nos devuelve lo mismo que nosotros damos, " Ningún religionista puede esperar alcanzar el esclarecimiento de la sabiduría inmortal si persiste en ser perezoso, indolente, débil, holgazán, desvergonzado y egoísta. . Recordad, toda acción recibirá su recompensa. Lo que haces, te será hecho, en el juicio de la sabiduría. La criatura no puede evadir el destino de sus acciones.1447"
Cuando las cosas están fallando en la parte económica, es cuando más debemos dar en forma consciente, porque es la mejor forma de hacer espacio para que la abundancia económica llegue a nosotros, no solamente a solucionar nuestros propios problemas, sino también los de los demás, porque el dinero es una fuerza que debe ser movilizada y compartida. Recordemos que "no hay pecado ninguno en tener posesiones honestas en la tierra, siempre y cuando tu tesoro esté en el cielo, porque donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón. Hay una gran diferencia entre la riqueza que conduce a la avaricia y al egoísmo y la que tienen y dispensan en espíritu de fideicomiso los que tienen abundancia de bienes mundanos y que tan generosamente contribuyen a mantener a los que dedican sus energías al trabajo del reino. Pero no olvidéis jamás que, después de todo la riqueza no perdura. El amor por la riqueza ofusca demasiado a menudo, a veces destruye la visión espiritual. No dejéis de reconocer el peligro de que la riqueza se vuelva vuestro amo en vez de vuestro siervo 1822." en esto como en todo, el justo medio y el discernimiento de lo que hacemos es la tónica para alcanzar el éxito.
yolanda silva solano
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