EL SENDERO DEL LOGRO, EL CONOCIMIENTO
DIRECTO Y LA VISIÓN ESPIRITUAL...(I)
El sendero del logro, es el sendero en el cual desarrollamos nuestra visión espiritual y
nuestros poderes espirituales. De la visión espiritual se habla muchas veces como del
sexto sentido. La humanidad vulgar no tiene más que cinco sentidos; pero todos tenemos
el sexto sentido latente, y algunos de la vanguardia lo tienen desarrollado. Hubo un tiempo
en que teníamos sólo cuatro sentidos totalmente desarrollados; otro tiempo, aún más lejano, c
uando poseíamos sólo tres, etc. En el período, por ejemplo, en que teníamos sólo cuatro
sentidos activos, había seguramente personas que decían que era imposible el tener un
quinto sentido y que los visionarios que hablaban de un quinto sentido, se engañaban a
ellos mismos. La historia se repite. Hoy la humanidad corriente tiene cinco sentidos, pero
algunas personas indican la existencia de un sexto, y los demás las miran como
equivocados. Cuando estos individuos adelantados hablan de visiones y poderes de
los cuales no nos damos cuenta con nuestros cinco sentidos, hay siempre algunos
que dicen que son el producto de la imaginación. Pero nos consta que no es así. Sabemos
que estas regiones y poderes superiores existen.
La primera evidencia del desarrollo del sexto sentido, consiste en la capacidad de sentir
las vibraciones de los planos más allá del físico. Cuando hemos llegado a sentir estas
vibraciones, aunque nuestro sexto sentido no esté desarrollado activamente, nos damos
cuenta del hecho de que estos planos superiores existen y también percibimos la verdad
en aquellos sistemas filosóficos que los describen. En este caso están la mayoría de
los estudiantes de la filosofía esotérica. El solo hecho de que son estudiantes de esta
filosofía y que son capaces de sentir la verdad contenida en ella, prueba que ya
están más o menos sensitivos a las vibraciones superfísicas.
El sexto sentido o la visión espiritual por la cual obtenemos un conocimiento directo
de los planos superiores, es triple. El grado más bajo es la visión etérea, por la cual
percibimos el mundo etéreo con las entidades etéreas en él, tales como los espíritus
de la naturaleza. Por medio de la visión etérea podemos mirar a través de cualquiera
de sus partes. Esto se aplica a todas las sustancias exceptuando el vidrio. El vidrio no
es conductor de la electricidad. Este hecho sugiere una conexión interesante entre
los éteres, la visión etérea, y la electricidad, la cual vamos a dejar a la meditación
de nuestros estudiantes, esperando sacarán provecho de ella.
El segundo grado de visión espiritual es la clarividencia del mundo del deseo. Por
medio de esta visión percibimos el mundo del deseo y los cuerpos de deseo de las
entidades que viven allí. En la clarividencia, un objeto aparece extendido delante de
nuestra mirada, de modo qué vemos la totalidad del objeto de un solo golpe de vista.
La clarividencia, es otro método de entrar en contacto con el mundo del deseo,
capacitándonos para escuchar las voces espirituales de aquellos que viven
allí y comprender su misterioso lenguaje.
El tercer grado de visión espiritual es aquel por el cual percibimos las realidades
espirituales en el mundo del pensamiento. Aquí entramos en contacto con los
arquetipos de todas las cosas existentes. Estos arquetipos, siendo entidades vivas,
nos hablan y nos instruyen sobre ellos mismos. Es difícil
poner en orden lógico los conocimientos que
obtenemos de este modo, porque los percibimos como una totalidad y no como
presentados en partes distintas, como en el caso de nuestra visión física.
La visión psíquica puede ser positiva o negativa; siendo la forma positiva aquella
que ha de desarrollar el estudiante de una escuela oculta positiva. El desarrollo se
opera por el despertar de la glándula pineal y del cuerpo pituitario, y además, por
la conservación de la fuerza creativa sexual y por su encauce hacia arriba. Por
ciertos ejercicios al mismo tiempo, el cuerpo pituitario se pone en vibración de tal
modo, que desvía las líneas de las fuerzas sexuales ascendentes, haciéndolas pasar
por el cuerpo pituitario y la glándula pineal, formando así un puente entre los dos.
De esta manera se obtiene la visión espiritual positiva, que está bajo el control de
la voluntad. Si se trata de un oculista, la mayor parte de la corriente de fuerza sexual
fluye hacia arriba por el canal espinal y la laringe al cerebro, y desde allí hacia
abajo; al corazón. El ocultista desarrolla la parte intelectual de su naturaleza, en
mayor proporción que la parte devocional. En él caso del místico, la mayor parte
de la corriente fluye hacia arriba por la vía del corazón y de la laringe antes de
llegar al cerebro. El místico desarrolla el corazón o la parte devocional de la
naturaleza en mayor grado que la parte intelectual. Ambas formas pertenecen
al desarrollo espiritual positivo y aumentan la visión espiritual.
El sendero negativo del desarrollo es el del médium, que se desarrolla por medio
del plexus solar y del sistema nervioso simpático, en vez de hacerlo por el cerebro
y sistema cerebro-espinal. La visión espiritual del médium no está bajo su control,
ni sujeta a su voluntad, y así resulta una visión muy defectuosa. Además, no se
retiene durante vidas futuras, mientras que la visión espiritual positiva, obtenida
por el verdadero ocultista o místico se retiene para siempre.
El ocultista y el místico, cada uno a su vez, tienen que obtener el desarrollo del
otro, es decir, que la parte corazón y la parte cabeza de la naturaleza, tienen
que alcanzar paralelamente un desarrolló igual.
El estado de médium ha de ser muchas veces sufrido por el aspirante en su camino
hacia el desarrollo de la visión espiritual positiva. Sin embargo; no deberíamos
cultivar nunca el estado del médium, y no es de ningún modo necesario pasar por él.
La visión espiritual y los poderes ocultos se pueden desarrollar de un modo seguro
solamente en relación con una vida de servicio en favor de la humanidad. Si
desarrollamos estos poderes por cualquier otro motivo que no sea el de la colaboración
con el gran plan de la evolución, estamos en peligro. Si nuestro motivo de desarrollo
es el deseo egoísta de obtener poderes para favorecer exclusivamente nuestros
propios propósitos y nuestras ventajas individuales, entonces abrimos
nuestra "aura" a entidades malas, que nos servirán temporalmente para obtener
los poderes que deseemos, pero luego seremos nosotros los que tendremos
que servirles a ellas. Y ellas exigirán el pago de la deuda hasta el extremo, y
pagando la deuda el aspirante está muchas veces arrastrado hacia
abajo, a los abismos de la degradación.