Debéis confiar en vuestro Maestro; debéis confiar en vosotros mismos.
Si ya habéis visto al Maestro, confiaréis del todo en Él a través de vidas y muertes.
Si aún no Lo habéis visto, debéis tratar de imaginároslo y confiar en Él, porque si no
lo hicierais, no podrá Él ayudaros.
Sin completa confianza no puede establecerse la
perfecta corriente de amor y de poder.