Del sacrificio que todos los años realiza nuestro Señor Cristo, penetrando y fertilizando la Tierra con Su Luz, Amor y Vida. Para que en el año venidero, disfrutemos de una renovada y vivificante energía en la atmósfera; además de un fertilizado suelo, para sembrar y cosechar los alimentos.
De las condiciones necesarias, para que el niño Jesús nazca en el pesebre de nuestros corazones. A fin de que la Luz, el Amor y la Vida del Glorioso Cristo nos interpenetre, para que compartamos Su energía con el prójimo; y todos juntos, la expandamos hacia el ambiente para renovar y vivificar la atmósfera y los suelos de la Tierra.
De que; no importando lo que seamos o hallamos hecho, siempre seremos recibidos con Amor en la Casa del Señor.