(Para tí hijo mío)
Sólo por hoy, en la mañana, voy a sonreir cuando vea tu
rostro y reir cuando tenga ganas de llorar.
Sólo por hoy, en la mañana, voy a dejarte escoger la
ropa que te vas a poner, y voy a sonreir y
decirte que te queda perfecta.
Sólo por hoy, pediré un día de descanso o vacaciones,
para llevarte al parque a jugar.
Sólo por hoy, al mediodía, voy a dejar los platos en
la cocina y voy a dejarte que me enseñes cómo
se arma un rompecabezas.
Sólo por hoy, en la tarde, voy a desconectar el
teléfono y apagar la computadora para sentarme junto a
ti en el jardín, y hacer burbujas de jabón.
Sólo por esta tarde, no voy a reclamarte, ni siquiera
murmurar cuando tú grites y llores, cuando pase el
carro de los helados, y voy a salir contigo a comprarte uno.
Sólo por esta tarde, no voy a preocuparme sobre que
va a ser de ti cuando crezcas y voy a pensar otra vez en
todas las decisiones que haya hecho acerca de ti.
Sólo por esta tarde, te estrecharé en mis brazos y te
contaré una historia acerca de cuando naciste, y
sobre lo mucho que te quiero.
Sólo por esta noche, te dejaré salpicar en la
tina y no me voy a enojar.
Sólo por esta noche, te dejaré estar despierto hasta
tarde, mientras nos sentamos en el coche a contar las estrellas.
Sólo por esta noche, cuando pase mis dedos entre tu
cabello mientras rezas, simplemente daré gracias a Dios
por el mayor regalo que he recibido.
Voy a pensar en las madres y en los padres que están
ahora buscando a sus hijos extraviados; en las madres
y padres que visitan a sus hijos en sus tumbas en lugar
de sus camas; y en las madres y padres que están en los
hospitales mirando sufrir a sus pequeños, gritando por
dentro por no poder hacer nada.
Y cuando te de un beso de buenas noches, te voy a estrechar
un poco más fuerte y un poco más de tiempo.
Así agradeceré a Dios por ti y no le pediré nada
más, excepto, un día más.